QUERIDO Y ODIADO COMANDANTE
Su relación con el cine es mayor
de lo que la gente piensa. Figura política de incuestionable influencia y
controversia, su reinado de 50 años y su capacidad para eludir la muerte a no
se sabe si más de 300 atentados a lo largo de su vida le convierten por derecho
propio en uno de esos hombres para la historia al margen de sus logros tanto a
favor como en contra de la humanidad. Unido a Cuba como el beicon a los huevos
o el ketchup a las hamburguesas, fue el artífice de los trece días más
angustiosos para la humanidad, y como también fuente de un bloqueo que dejó a
un país aislado de toda modernidad durante décadas, en una gruesa cortina de
involución y retrogradismo tecnológico solo rasgada a partir de que su hermano
Raúl asumiese la jefatura del estado. Sus modos y recursos, su poses y su
eterna barba hacen de él revolucionario con todo lo bueno y lo malo que esa
palabra conlleva, usado por Hollywood como solapado modelo para crear a
cualquier dictador suramericano con ganas de conquistar el mundo (tanto en cine
como en televisión y hasta videojuegos), y objeto de documentales como
Comandante [Oliver Stone, 2003], entre otros, su guerra abierta al capitalismo
y poder de Estados Unidos le hicieron unos de los grandes ‘perros rojos’ junto
a Nikita Kruschev y el resto de premiers de la Unión Soviética. Aparecido en
películas como JFK. Caso Abierto [Oliver Stone, 1991] y El Buen Pastor [Robert
De Niro, 2006] como imagen de archivo, entre muchas otras, e interpretado a lo
largo del tiempo por Jack Palance, Anthony LaPaglia o Demián Bichir, la muerte
de Fidel Castro es, tal cual, un punto y aparte en la historia a todos los
niveles, en un símbolo que marca un adiós al siglo XX para alumbrar un siglo
XXI distinto a lo conocido (algo que pasó con el XX, quien no impuso su
existencia hasta la 1ª Guerra Mundial). Razón más que suficiente para escribir
estas líneas y reseñar algo tan importante.
Nº De Serie: NC/TCM/00329. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 28 de noviembre de 2016.
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