“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

El más Grande de Todos los Egoísmos

EL MÁS GRANDE DE TODOS LOS EGOÍSMOS


 Se da en el cine catastrofista, aunque de manera muy sutil. Solo en el mundo de las tragedias, de meteoros gigantescos y terremotos capaces de destrozar ciudades enteras, de abrir el asfalto en dos o de crear maremotos y tsunamis que arrasan kilómetros y kilómetros de poblaciones puede encontrarse algo tan sumamente morboso, pero aún así real: el placer culpable de disfrutarlo. El de, amparados en la ficción, ver como Nueva York, Roma, San Francisco, Moscú, Tokyo y demás megaurbes sucumban ante el embate de la naturaleza o alguna fuerza cósmica. Un placer que sin embargo esconde algo mucho más profundo y todavía más insidioso, tanto que es posible que ni siquiera muchos lo sepan de forma consciente: que si el fin del mundo llegase y uno mismo se muriese en el proceso, el resto de la población de la Tierra se iría con él al Más Allá, todos a la vez. Y es que, en una sociedad dominada por el egoísmo de las redes sociales y por la negación de la muerte como si eso solo le pasara a los demás, el básico hecho de morir (la única realidad de la vida, le pese a quien le pese), supone algo tan conflictivo y tan traumático como para crear en algunas personajes el deseo de que, si ha de morir, no hacerlo solo y que el resto del mundo lo haga también. Desde Terremoto [Mark Robson, 1974] a Armageddon [Michael Bay, 1998], o desde Meteoro [Ronald Neame, 1979] a la infame 2012 [Ronald Emmerich, 2009], más toda la retahíla de producciones televisivas a tal efecto como Maremoto: No hay Escape [George Miller, 1997] (sin relación con el director de Mad Max, Salvajes de la Autopista [1979]), el cine de catástrofes cumple dos funciones básicas: primera, satisfacer a ese espíritu de la destrucción que habita en el ser humano, y segunda, satisfacer a ese otro espíritu del ser humano como el egoísmo: porque el egoísmo más grande de todos es desear que todo un mundo te acompañe al Más Allá.

 Nº De Serie: NC/TCM/00378. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 3 de enero de 2017.

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