APODO, NOMBRE, NOMBRE Y APELLIDOS
Es algo que en el cine nunca se
menciona pero que siempre sucede: el nivel de protagonismo de un actor se
define por el nombre de su personaje. En el caso de tratarse de un extra, éste
se define por su apariencia o lo que está haciendo en cierto momento, algo así
como “soldado 1”, “hombre gritando” o quizá “paseante 3”. Cuando se trata de un
secundario o de un secundario un tanto cercano al prota, en ese caso ya hay un
apodo o solo un nombre. Y si se trata de un personaje central o muy muy
cercano, entonces ya hay nombre y apellidos. Porque los guionistas, y es una
triquiñuela muy usada en el cine, no se rompen mucho la cabeza a la hora de
describir a los personajes que se asoman por sus historias, limitando su
atención a los 2 ó 3 protagonistas y en menor grado a los que están a su lado,
dejando los demás como satélites que simplemente están porque tienen que estar
ahí. Dicha norma obviamente no es absoluta y puede saltarse a la ligera para
que su prota sea solo un apodo y el resto de su historia quede en el aire (caso
de Ronin [John Frankenheimer, 1998]), la tendencia natural es la de que solo
los personajes centrales tengan una identidad completa y definida, y que el
resto comiencen a quedarse algo desdibujados, salvo en las grandes sagas a lo
Harry Potter, con decenas de personajes con nombres y apellidos completos
aunque su peso en la historia sea mínimo. Tanto en las películas de acción como
en las de intriga o drama (sin olvidar la ciencia ficción o el terror), siempre
se acaba viendo lo mismo: que cuanto más secundario se es, menos relevancia se
tiene y por tanto los esbozos de personalidad y nombre quedan enfrascados en un
cliché con una simple etiqueta. Porque en un mundo donde el individuo premia
por encima del grupo solo los protas importan, y los demás son totalmente
prescindibles. Salvo, claro está, en las grandes sagas al estilo de Harry
Potter.
Nº De Serie: NC/TCM/00358. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Domingo, 18 de diciembre de 2016.
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