UN ASALTO AL ALMA
En un mundillo donde el
escándalo es el pan de cada día, con matrimonios envueltos en mil y una
refriegas y famosas a la greña con complejo de divas, es fácil incurrir en la
trivialización de los dramas humanos, al punto que toda sensibilidad se pierde.
Hasta que de pronto la realidad se impone y directores como Bernardo Bertolucci
se descuelgan para confirmar que la secuencia de El Último Tango en París, que
dirigió en 1972, no fue consentida por la actriz Maria Schneider, acabando con
décadas de sospechas para corroborar la peor de ellas, y ponerle a una estrella
ya de por si conflictiva como Marlon Brando la difícil y muy escabrosa etiqueta
de “violador”. Y el problema de semejante información es tan básico como
imposible: ¿qué hacer con ella?. ¿Acusar de manera legal a Marlon Brando?. Un
tanto difícil, puesto que ya murió en 2004. ¿Acusar a Bertolucci?. Más de lo
mismo, excepto que se le procesase como un cómplice de los hechos en un delito
que suele prescribir a los 12 años. Por lo tanto, tampoco se puede ir por lo
penal ni por lo civil. ¿Que los descendientes de Brando, que no tienen culpa de
los actos de Marlon, se disculpen con los descendientes de la pobre Schneider
por haber sido abusada sexualmente y encima exhibido en pantallas de medio
mundo?. Tal y como se dijo en cierta ocasión, «la violación no es un ataque al
cuerpo: es un asalto al alma». Una mancha que ensucia la conciencia, que
corrompe el espíritu y destruye a su víctima desde dentro, que jamás volverá a
ser la misma de antes. Algo que le ocurrió a Maria Schneider pero que a efectos
prácticos, y por más que duela reconocerlo, nada se puede hacer por enmendar el
daño, lo que convierte a Bertolucci en un torturador al revelar un dato inútil
a nivel de procesamiento jurídico. Una amarga lección sobre los excesos de una
sociedad enfrascada en la trivialización del drama humano que hace perder toda
sensibilidad.
Nº De Serie: NC/TCM/00339. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 5 de diciembre de 2016.
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