IMAGINANDO LO INIMAGINABLE
El gran “pero” del cine
fantástico por definición es el imaginar otros mundos que estén al margen del
universo terrestre, no digamos ya otras dimensiones y/o reinos más allá de las
limitadas leyes tridimensionales que rigen nuestro espacio-tiempo. Ya se trate
de Interstellar [Christopher Nolan, 2014], Doctor Mordrid [Charles y Albert
Band, 1992], Doctor Strange (Doctor Extraño) [Scott Derrickson, 2016] o Contact
[Robert Zemeckis, 1997], que cada planeta y/o mundo que en ellas aparezcan
terminarán por lucir una influencia demasiado humana, en el sentido de que el
miedo a lo desconocido innato que posee el homo sapiens limita la capacidad de
pensar en términos de ‘no-humano’, de forma que se busque un cierto grado de
comodidad y de, en su alienización, exportar en esos planetas y dimensiones
elementos reconocibles para sentir el confort de lo conocido. Desde películas
de serie B como Crossworlds: Entre Dos Mundos [Krisna Rao, 1997] a producciones
de la envergadura de Stargate: Puerta a las Estrellas [Roland Emmerich, 1994],
ese concepto de imaginar lo inimaginable se convierte en una paradoja en si
misma, debido a la obsesión de la psique (del subconsciente más bien) de buscar
sentido y un propósito a cuanto nos rodea, por lo que, cuantas más películas se
hagan, ese patrón de mantenerse al filo de la realidad conocida, de meterse en
lo ignoto pero no demasiado, podrá fabricar mundos extraños (Un Amor Entre Dos
Mundos [Juan Solanas, 2012] o Ant-Man [Peyton Reed, 2015]), pero solo en
pequeñas dosis. El resto son paisajes conocidos, o aliens que parecen humanos
con cambios de color y quizá algún otro detalle ‘rarito’ (Guardianes de la
Galaxia [James Gunn, 2014]), o paisajes dados la vuelta. Pero, en esencia, solo
representan una relajada visión de lo que es ajeno a la humanidad. Porque crear
mundos desde la cordura es el gran “pero” del cine fantástico por definición.
Nº De Serie: NC/TCM/00310. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 14 de noviembre de 2016.
Valora el artículo
Valora el artículo
PD: Si los hechos son los que hablan y las palabras se las lleva el
viento, una mezcla de ambas será un buen esbozo de realidades que retan a los
limitados sentidos humanos. Y a tal efecto presento ese relato, totalmente inédito,
en una muestra de lo que deberían ser otras dimensiones de irrealidad, tomando
de referencia una frase que se escucha en el epílogo de Patrones, un episodio
de la serie de TV Gritos de la Noche [2001] (temporada 1, capítulo 25): «Tal
vez haya que estar loco para saber lo que piensa Dios».
------------------------------ O ------------------------------
REGRESO DE TAVAR-RESH
¿Cómo puede ser que otra
dimensión, antes tan odiada a mi llegada, sea tan añorada a mi partida?. ¿Cómo
sobrevivir ahora sin nadar en aquellos mares de turmalina y esmeralda, tan
radiactivos que sus inofensivas aguas son un baño de rayos X, que la parte de
turmalina revela los esqueletos y la de esmeralda los órganos internos?. Esa
delicia de sentir el cuerpo convirtiéndose en cristal iridiscente al hacer el
amor, el maravilloso perfume del musgo púrpura que se percibe a través de las
yemas de los dedos, creciendo entre piedras que al atardecer saltan dos metros
desde el suelo para así estallar como granadas y luego se recomponen como si
nada hubiera pasado, o el hormigueante tacto de las rosas eléctricas que
destellan 10.000 voltios de potencia...Pasear por sus Ciudades Burbuja que van
errantes al viento, del tamaño de pelotas de goma pero en cuyo interior caben
800 kilómetros cuadrados. Ah, la visión de las furiosas y ventosas nubes de berilio
y hierro, cuya microgravedad interior reduce aviones al tamaño de pulgas...Es
fantástico, al alba, encontrarse las 20 enanas blancas que van vida al planeta
y que tiñen el cielo de intenso tono lila al más aterciopelado dorado, cuya
sutileza parece la de estar en noche eterna dominada por un eclipse sin fin...y
qué decir de sentir como la lluvia cromática cae sobre mi cuerpo para darle a
mi piel, pelo y mis ojos el color que yo desee que tenga...Escalar feliz por
sus montañas esponjosas como las magdalenas, adentrarme en sus bosques de pinos
de hojas malva que cantan al contacto con las luces solares. Y de noche admirar
sus tres lunas, cada una de ellas con uno, dos y hasta tres anillos brillando en
su palidez, con mis ojos sintiendo sus destellos de diamante. Pero da igual,
porque ya no estoy en el terrible Tavar-Resh. Porque detesté que los
Izquebelinos me invitaran por un tiempo a conocerlo. Pero ahora solo sueño con
volver a visitarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario