Vista En: TCM, lunes 4 de diciembre de 2017.
Título Original: Smoke.
Director: Wayne Wang.
Guión: Paul Auster. Género: Drama.
Música: Rachel Portman. Fotografía: Adam Holender.
Decorados: Karen Wiesel. Vestuario: Claudia Brown y Chuck Keehne.
Productoras: Miramax, Neue Deutsche Filmgesellschaft, Euro
Space, Smoke Productions y Internal. Presupuesto: ±7.000.000 $.
País: USA. Año: 1995. Duración: 112 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Harvey Keitel
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Augustus ‘Auggie’ Wren
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William Hurt
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Paul Benjamin
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Harold Perrineau Jr.
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Thomas ‘Rashid’ Cole
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Forest Whitaker
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Cyrus Cole
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Erica Gimpel
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Doreen Cole
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Victor Argo
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Vinnie
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Stockard Channing
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Ruby McNutt
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Ashley Judd
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Felicity
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Giancarlo Esposito
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Tommy Finelli
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José Zúñiga
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Jerry
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Jared Harris
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Jimmy Rose
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Michelle Hurst
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Tía Em
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Auggie Wren es el humilde aunque cascarrabias
propietario de un estanco situado en el barrio de Brooklyn, en donde conoce y
escucha las historias de su clientela. Al tiempo que un joven busca a su padre
y conoce a un escritor, la exmujer de Auggie, Ruby, reaparece tras años sin
saber de ella para decirle que tiene una hija, pidiendo ayuda para sacarla de
la droga.
Crítica: Melodrama de corte costumbrista rodado por el
realizador de Sin Vía de Escape [1987] y El Club de la Buena Estrella [1993],
cuyo elenco principal es en verdad el único reclamo que reflota un film que en
otras manos se iría fácilmente a lo rutinario y anodino, poniendo como eje
central a un Harvey keitel que devora la pantalla, al igual que un William
Hurt que siempre se las apaña para sacar lo mejor de si mismo a cada personaje (la
relación de Paul Benjamin y Rashid, un joven con más de un problema; la
visita de Ruby, en el que las chispas y amarguras del pasado se convierten en
puyas presentes: la verborrea de Keitel le va que ni pintada a tal efecto;
Ashley Judd, la clásica jovencita descarriada metida en la mala vida al fijarse
en el hombre menos indicado). Nada vistoso en su vestuario salvo algunas
camisas de Keitel, y con una puesta en escena que es igualmente nula para
hacerla lo más realista y cotidiana posible, Smoke {en inglés, “humo”} es un
film pequeño, encantador y sencillo sobre la gente de pie y sus problemas, con
algún que otro instante para las reflexiones filosóficas y otro tanto para la
comedia y la tensión (la visita nocturna a Benjamin por parte de un par de
matones en busca de algo que han perdido; las distintas historias que éste le
va contando a Rashid: la del esquiador desaparecido deja mucho a la imaginación;
el interés de Rashid por Cyrus Cole, un mecánico manco al que Forest Whitaker
da el toque de la excelencia: su momento explicando cómo quedó manco es
sobresaliente). A falta de una palabra mejor, Wang hace de Brooklyn el otro
personaje central del largometraje, rodado con pulso firme y con una fotografía
poco atractiva pero sí eficiente para complementarse a todo lo demás, empujando
su guión hasta un final donde todo queda atado y bien atado (la reacción de
Cyrus al saber la verdad; su última escena). Y sus créditos
finales...perfectos.
La Puntilla: No hacen falta grandes aventuras ni
apasionantes batallas para tener historias que merecen la pena ser contadas.
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