Vista En: La Sexta, martes 16 de septiembre de 2014.
Título Original: Universal Soldier: Regeneration.
Director: John Hyams.
Guión: Victor Ostrovsky. Género: Acción.
Música: Kris Hill y Michael Krassner. Fotografía: Peter Hyams.
Decorados: Ivan Dimitrov, Miro Evtimov, Bojidar Evtimov, Krasi Tsvetanov, Borislav Vasilev y Zdravko Vasilev. Vestuario: Sonia Despotova.
Productoras: Foresight Unlimited, Signature Pictures, Unisol 3 Distribution y Baumgarten Management and Productions. Presupuesto: ±10.000.000 $.
País: USA. Año: 2009. Duración: 97 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Jean-Claude Van Damme
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Luc Deveraux
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Dolph Lundgren
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Andrew Scott
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Andrei ‘The Pitbull’ Arlovski
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NGU
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Mike Pyle
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Capitán Kevin Burke
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Corey Johnson
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Coronel John Coby
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Garry Cooper
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Dr. Porter
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Emily Joyce
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Dra. Sandra Flemming
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Zahary Baharov
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General Topov
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Aki Ovni
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General Boris
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Kerry Shale
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Dr. Colin
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Yonko Dimitrov
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Dimitri
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Violeta Markovska
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Ivana
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Los hijos del Primer Ministro de Ucrania son secuestrados por un grupo terrorista que se atrinchera en la antigua central nuclear de Chernobyl. Luc Deveraux, que está en Suiza siguiendo un tratamiento de rehabilitación, es llamado para rescatarlos y devolverlos a su padre. Pero la cosa se complica cuando los terroristas activan un clon de su viejo enemigo, Andrew Scott.
Crítica: El hijo de Peter Hyams, realizador entre otras de 2010, Odisea Dos [1984] y Timecop: Policía en el Tiempo [1994], sigue los pasos de su padre en cuanto a trabajar junto a Jean Claude Van Damme, si bien en unas antípodas fílmicas por la nula brillantez tanto del guión como de la progresión de este, metido a unos vericuetos extrañísimos y luciendo esa típica pátina de película rodada en Europa del Este para abaratar unos costes ya de por si reducidos a la mínima expresión (todos y cada uno de los parajes que aparecen a lo largo de su metraje, sosos y gélidos hasta el infinito: exactamente la sensación que transmite toda la película; Deveraux, sometido a rehabilitación por lagunas mentales, haciendo a Van Damme languidecer en una mediocridad actoral y en una historia donde toda mención de la hija de la segunda parte es omitida como si nunca hubiese existido; Dolph Lundgren, para darle de comer aparte en su interpretación y pose, tan esquizoide como su careo con Deveraux, que deja mucho de insatisfacción y poco de alegría: ¿cómo se puede llegar a caer tan sumamente bajo?). John Hyams, en su segunda película tras Perro por un Día [1997], dirige una propuesta abigarrada y desangelada hasta decir basta, manirrota por defecto y vergonzante por definición, que toma un argumento prestado de cientos de títulos mucho mejor trabajados y lo transforma en una nadería de muy baja estofa (el secuestro de los hijos del Primer Ministro por parte de Topov: un villano sin clase ni carisma, igual que sus subordinados; la incursión de Deveraux para salvar a los chicos, matando a todo bicho viviente con el que se cruza, estimulante solo por la mínima; la decisión de utilizar a Chernobyl como refugio de los malos, un sitio que pone los pelos de punta por la historia detrás de él). Un largometraje sin alma ni emoción alguna, que no hace más que desperdiciar su metraje de la manera más irrisoria.
La Puntilla: No sé que da más miedo, si lo mal que actúa Lundgren o lo mal que tiene la cara Van Damme. Que yuyu, por dios.
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