G25: CRAVEN, SOMBRERO Y GARRAS
Coetáneo de Tobe Hooper y su
infame Cara de Cuero, y de las pesadillas de John Carpenter, Craven hace su
debut a principios de los años 70 para pisar con fuerza y reclamar su pedacito
de parcela dentro del olimpo del terror, lo que consigue gracias a un actor de
pinta mongólica y amenazadora de nombre Michael Berryman, a curiosas creaciones
como un asesino en serie capaz de colarse por los infinitos canales de TV y de
poseer a las personas como quien se cambia de camisa, y a un fantoche basado en
el cuadro El Grito de Edvard Munch, negro de pies a cabeza excepto su blanca
máscara. Pero si por algo es catapultado a un éxito demoledor es por la creación
de un icono que, pese a que las secuelas corrompieron su figura para hacerle un
payaso con ganas de matar, es en la primera parte donde vive lo perverso y
retorcido de un ser en busca de venganza que, armado con un guante con garras,
llevando sombrero de ala ancha, un jersey y la piel llena de pústulas por haber
sido quemada, se cuela en el inconsciente colectivo para formar parte de un
reducido y selecto grupo de pyscho killers en busca de carnaza adolescente a la
que torturar y matar. A veces haciendo incursiones en la TV, en pelis como la
de un hombre que despierta al cabo de 10 años en criogenización convertido en
un demente y hasta mezclando terror y comedia para lucimiento de un vampirizado
Eddie Murphy, el que jamás dejase el género fantástico o fantaterror le
consagró en ese miedo como un artesano que pudo, con ojo clínico, dar vida a
algunos de los miedos más establecidos a nivel de sociedad. Wes Craven y su
universo de angustia, gracias a una planificación precisa y contenida, y a
veces luciendo un exagerado sentido de lo visual para desgracia de Johnny Depp,
es un cine que hace del término ‘desfile de monstruos’ algo literal y
excelente. Incluso en algo tan loco como un asesino que salta de un canal de TV
a otro.
Nº De Serie: NC/TCM/00285. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Martes, 1 de noviembre de 2016.
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