G25: BURTON, EL ESPEJO NEGRO
Pocos directores puede presumir
de que su sola mención alude directamente a un tipo concreto de películas. En
tanto que algunos acaban trascendiendo sus propias limitaciones para ser
referentes de cine en general, otros gozan a lo grande de su condición de
l’enfant terrible. Burton puede entrar en dicha categoría gracias sobretodo a
un amor excesivo y apasionado por lo burlesco y lo siniestro, por lo tétrico
como seña de identidad, marcado por dibujar a los monstruos más aterradores con
un punto de humor negro, desde las andanzas de una incompleta versión moderna
de Frankenstein con cuchillas por dedos a las andanzas de un bioexorcista
experto en echar a los vivos usando poderes del Más Allá, pasando por el
retrato del director de cine más chapucero que jamás se ha visto y el musical
de un barbero obsesionado con la venganza. Su cine tiene la inteligencia y la
excentricidad de alguien amante de alejarse del sendero de la contención y la
sobriedad, retratando lo que parecen universos normales para demostrar que,
irónicamente, de normales nada tienen, ya sea los problemas de una familia cuyo
patriarca lejano es un vampiro, a la vida y penurias de una pintura atrapada
por un marido canalla que le robaba hasta el reconocimientos de sus obras y a
un perturbado chocolatero el cual parece necesitar con urgencia un psiquiatra.
A veces productor y a veces director, y ocasionalmente haciendo increíbles
incursiones en el mundo de la animación, aportando verdaderos toques de una
genialidad al cine como Van Gogh lo hizo a la pintura, su filmografía es como
un espejo negro que invierte la imagen a reflejar, convirtiendo las luces
ordinarias del día en sombras extraordinarias de la noche. Incluso en sus
fracasos, Tim Burton es un valor indispensable en el cine, un cineasta que vive
y respira el mundo de las pesadillas y que, junto a sus actores fetiche, hace
de lo aberrante un adictivo placer culpable.
Nº De Serie: NC/TCM/00248. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Jueves, 20 de octubre de 2016.
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