G25: XENOMORFO, LA LENGUA DENTADA
Su propia concepción es de
pesadilla. Primero, un ser repugnante como una araña con larga cola se adhiere
a la cara de su víctima, impregnándolo. Poco después la víctima despierta sin
saber que, en su interior habita un nuevo ser que, al crecer, revienta el pecho
de su “madre”, a la que mata al nacer, y se escabulle donde, rápidamente y por
medio de esporas siliconadas, llega a la fase adulta, donde su sangre de ácido
molecular y su agresividad le hacen, tal y como Ash lo describe, «en un feroz
hijo de puta». Su estructura social es de orden ‘eusocial’, el más alto que se
da entre animales, en que en un nido o refugio de ellos habitan varias
generaciones, los adultos cuidan de las crías y sus miembros se dividen entre
casta real y plebeyos o simples zánganos que se limitan a cumplir órdenes.
Dicha casta se compone de un único miembro, pero vaya miembro: una reina
despiadada, mucho más fuerte y más grande que el resto de su especie, dedicada
a generar huevos ya fertilizados, que se quedarán en letargo hasta percibir una
forma de vida orgánica muy cerca de ellos, momento en el que su parte superior
se abre cual capullo en flor de cuatro pétalos, comenzando así el horror.
Encarnado por el joven de 25 años Bolaji Badejo, un masai africano de más o
menos 2’10 metros de alto y una figura bastante escuálida, la creación de Hans
Rudi ‘H.R.’ Giger es la estrella indiscutible de Alien, el Octavo Pasajero
[Ridley Scott, 1979], y también una de las criaturas abisales/espaciales más
terroríficas jamás creadas. Más allá de la perfección de su traje y su
exoesqueleto, su falta de ojos y esa lengua que es como una boca dentada
adicional, le hacen la encarnación de los más bajos instintos humanos: la
violencia gratuita, el odio, la supervivencia a toda costa y el deseo de matar,
todo ello en un ser de cabeza ovoide cuyo idioma no tiene palabras. Porque de
hecho no las necesita. No tiene nada que decir.
Nº De Serie: NC/TCM/00240. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 17 de octubre de 2016.
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