“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

G25: Williams, no se Ve pero se Oye

G25: WILLIAMS, NO SE VE PERO SE OYE


 En cierta ocasión, un conocido llegó a decirme la siguiente frase: «Dentro de cien años ni dios sabrá quién coño es Mozart pero todos sabrán quien es John Williams». Tanto si tiene razón como si no, es imposible negar que Williams, por definición, representa la grandeza musical del séptimo arte. Dotado de la exclusiva capacidad de que al escucharle uno es capaz de ver toda la película en su mente de principio a fin (sin saltar de una escena a otra), sus partituras son piezas de museo que atacan a la fibra sensible del corazón con la furia de mil ejércitos. Asociado a Steven Spielberg como el pan a la mantequilla, o la política a la corrupción, su carrera es de esas que reinventan una profesión y la justifican con su sola presencia. Desde rascacielos en llamas a dinosaurios revividos, pasando por aventureros arqueológicos, arrugados extraterrestres voladores, OVNIs con ganas de contactar con el ser humano, geishas con vidas azarosas, aprendices de magos con cicatrices en la frente y superhombres con capacidad para fundir acero con sus ojos, la multitud de premios recogidos a lo largo de su vida son férreo testimonio de una mente que hace de la música  una ensoñación capaz de traspasar barreras de espacio y tiempo para llevar al espectador a otro tiempo muy atrás, en una galaxia muy, muy lejana. Un aval de excelencia profesional que, cual canto de sirena de la mitología griega, es escucharla y embelesarse con ella para perder cualquier noción de realidad. Miedo, asombro, comedia y romance, su música cala en la conciencia del que lo escucha como la llovizna va calando y empapando a quien se moja en ella, matizando cada escena, incluso cada diálogo, con un talento de esos que hay que quitarse el sombrero o hincar la rodilla ante él. Llegando incluso a hacer el tema de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, tarea que se remata con sobresaliente, a John Williams nadie lo ve: pero siempre se le escucha.

 Nº De Serie: NC/TCM/00214. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Miércoles, 12 de octubre de 2016.

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