Vista En: Canal Hollywood, Jueves 23 de julio de 2015.
Título Original: Star Trek IV: The Voyage Home.
Director: Leonard Nimoy.
Guión: Harve Bennett, Nicholas Meyer, Steve Meerson
y Peter Krikes, basado en una historia original de Harve Bennett y Leonard
Nimoy, basado también en la serie de televisión Star Trek: La Conquista del
Espacio, creada por Gene Roddenberry y estrenada en 1966. Género: Ciencia Ficción.
Música: Leonard Rosenman. Fotografía: Donald Peterman.
Decorados: John Dwyer. Vestuario: Robert Fletcher.
Productoras: Paramount Pictures y Industrial Light &
Magic.
Presupuesto: ±25.000.000 $.
País: USA. Año: 1986. Duración: 119 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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William Shatner
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James T. Kirk
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Leonard Nimoy
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Spock
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DeForest Kelley
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Dr. Leonard ‘Bones’ McCoy
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James Doohan
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Montgomery Scott
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George Takei
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Hikari Sulu
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Walter Koenig
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Pavel Chekov
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Nichelle Nichols
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Nyota Uhura
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Catherine Hicks
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Gillian
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Mark Lenard
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Sarek
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Grace Lee Whitney
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Comandante Janice Rand
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Majel Barrett
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Comandante Christine Chapel
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Robert Ellenstein
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Presidente de la Flota Estelar
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Viajando desde Vulcano a la Tierra para
responder por sus actos para salvar a Spock del Planeta Génesis, la nave
Enterprise descubre que una sonda alienígena está vaporizando los océanos del
planeta. Al saber que está buscando a una especie extinta, la ballena gris, la
nave viaja al siglo XX para encontrar unas ballenas que llevar al futuro y evitar
la destrucción global.
Crítica: Segundo trabajo de Nimoy tras la cámara tras
debutar con la tercera parte de la saga, cambiando esta vez su argumento para
lanzar un solapado alegato a favor del medio ambiente, en un guión de cuya idea
principal salen un montón de ideas entre espectaculares y divertidas (la
llegada de la sonda espacial y sus efectos en el planeta Tierra; Kirk, cenando
con Gillian; la visita de Bones y McCoy a una fábrica). Una película cuyo
doblaje traiciona en parte su trama (el juicio del final, con Kirk declarándose
“inocente”: en inglés se le oye claramente decir “culpable”), y con escenas
hechas para el lucimiento de su reparto, con algunos extras que funcionan
espléndidamente por su poder de sugerencia (Bones y Spock hablando sobre el Más
Allá; Spock sometiéndose a un test, y su posterior charla con su madre).
Añadiendo además elementos que le dan un toque menos futurista y más cercano a
la realidad, esto la hace más llevadera, tanto como la partitura de Leonard
Rosenman, compositor de entre otras El Señor de los Anillos [Ralph Bakshi,
1978] sabe en donde pulsar para imprimirle calidad a su metraje (Kirk y los
suyos viajando hacia atrás en el tiempo; el interrogatorio de Chekov, en la
creencia de que se trata de un espía soviético). Descontando algunos momentos
que en principio parecen no ser especialmente importantes y otros pasajes
divertidos pero que tampoco aportan demasiado (McCoy, hablando sobre comida; la
huida del hospital) la cuarta entrega de la saga es una refrescante propuesta
en tanto por acercar dos mundos totalmente distintos (Kirk y los demás, más
perdidos en el siglo XX que en cualquier planeta extraño del siglo XXIII), como
por ofrecer un film cuya fuerza radica más en ofrecer ideas que en las
demostraciones prácticas (Kirk y Spock, hablando sobre ballenas; la sonda,
“conversando”), y cuyo final remata un producto entretenido, fascinante,
ciertamente fantástico.
La Puntilla: Sabemos tan poco de nuestro propio mundo, que
no hay forma de saber si algo parecido pudiera ser real. Así de listos somos.
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