Vista En: Youtube, viernes 24 de marzo de 2017.
Título Original: Ice Planet.
Director: Winrich Kolbe.
Guión: M.G. Conford. Género: Ciencia Ficción.
Música: Eberhard Schoener. Fotografía: Michael Hofstein.
Decorados: Uwe Stanik. Vestuario: Till Fuhrmann.
Productora: H5B5 Media AG. Presupuesto: [Desconocido].
Países: Alemania y Canadá. Año: 2001. Duración: 83 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Wes Studi
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Comandante Jonah Trager
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Reiner Schoene
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Senador Jeremy Uvan
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Sab Shimono
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Karteez A. Rumla
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Valera Nikolaev
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Luther Blade
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James O’Shea
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Jacques Caano
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Rae Baker
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Shinada
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Amber Willenborg
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Jeleca Uvan
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Anna Brueggeman
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Eleni
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Gregory Millar
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Charles Elchanan Nickels
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Anne Alexander
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Esther Nickels
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Shellye Broughton
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Renata Kaylar
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Jaymes Butler
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Dyomo Malvai
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En un futuro remoto, la raza humana se ve
aniquilada por una fuerza alienígena desconocida. Una base estelar, la
Magellan, logra escapar de la destrucción y llegar hasta un planeta de hielo.
Allí descubren que han llegado a otra galaxia y en otro tiempo distinto,
quedando sin posibilidad de volver a la Tierra, por lo que intentan hallar la
forma de regresar.
Crítica: El veterano Winrich Kolbe, que ha dedicado el
grueso de su trabajo a la televisión en incontables series a lo largo de varias
décadas, dirige lo que es el episodio piloto de una fallida serie que acumula
situaciones conocidas a más no poder, y que flaquea enormemente en algunos de
sus planteamientos más básicos, lo que explica su pronta cancelación a resultas
de un proyecto al que la calidad se le escapa entre los dedos (el vestuario, a
veces un refrito de la saga Star Trek y otras un intento no conseguido de
imitar a Tron [Steven Lisberger, 1982], aséptico y poco llamativo; el guión,
que copia y con descaro el de Galáctica, Estrella de Combate [1978], con Wes
Studi ejerciendo de un Lorne Greene demasiado militarizado; Luther Blade, un
Han Solo de tercera categoría, al que Valera Nikolaev melena al viento
interpreta en la lado más exasperante). No especialmente conseguida en la banda
sonora, que funciona mejor en los ritmos más lentos que en las escenas de
acción, y luciendo unos efectos especiales que más que serie B tienen toda la
pátina de la serie Z, Ice Planet (El Planeta de Hielo) se mete en los mares de la nadería televisiva y el ninguneo cinematográfico, haciendo de su metraje
un titánico “quiero y no puedo” que deja pocas virtudes y muchos defectos en su
acabado (el aspecto de los Zedonis, de una nulidad que parecen creados por un
niño pequeño con un Windows 95; el alocado momento en el que, así por las
buenas, un planeta es teletransportado: ¿mover un planeta de un sitio a otro
del universo así por las buenas, sin consecuencias de ninguna clase al cambiar
de sistema solar?: ¡VENGA YA!; Ruma, o ese eterno científico puesto para poder
explicar lo que pasa a la audiencia: Shimono hace lo que puede con su mejor
intención). Un telefilme que zozobra hacia un final abierto, en pos de una
prolongación que nunca llegará, y que la hacen un trabajo endeble y escasamente
pulido.
La Puntilla: Hay películas que parecen basadas en sueños.
Y luego están las otras que parecen sacadas de delirios. O de un mal colocón.
Mi
Valoración
★★★★★
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