Vista En: Tele 5, sábado 26 de junio de 1993.
Título Original: Indiana Jones and the Temple of Doom.
Director: Steven Spielberg.
Guión: Willard Huyck y Gloria Katz, basado en una
historia original de George Lucas. Género: Aventuras.
Música: John Williams. Fotografía: Douglas Scolombe.
Decorados: Peter Howitt. Vestuario: Anthony Powell.
Productoras: Paramount Pictures y Lucasfilm. Presupuesto: ±28.000.000 $.
País: USA. Año: 1984. Duración: 118 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Harrison Ford
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Indiana Jones
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Kate Capshaw
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Willie Scott
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Ke Huy Quan
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Tapón
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Amrish Puri
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Mola Ram
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Rushan Seth
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Chattar Lal
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Philip Stone
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Capitán Blumburtt
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Roy Chiao
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Lao Che
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David Yip
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Wu Han
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Ric Young
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Kao Kan
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Chua Kah Joo
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Chen
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Rex Ngui
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Maitre
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Philip Tann
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Esbirro del jefe
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En 1935, Indiana Jones llega a la India tras
un accidentado viaje desde Hong Kong junto a una cantante, Willie Scott, y a un
niño de 12 años, Tapón, que es su protegido. Allí llegan a una pequeña aldea
donde se le pide ayuda para recuperar la piedra sagrada de su pueblo, que ha
sido robada por los miembros de un antiguo culto que ha vuelto a recuperar su
poder.
Crítica: Después de esa obra maestra llamada E.T., el
Extraterrestre [1982], Steven Spielberg regresa al universo de la aventura con
una precuela la cual ocurre cronológicamente un año antes de su primera parte
En Busca del Arca Perdida [1981], con una historia que trastoca las coordenadas
de lo ya visto antes y se aleja de esa brillantez anterior, con personajes en
parte ridículos y otros que lo son totalmente, con un sentido del humor que no
es tan redondo como debería pero sí con un sentido del espectáculo que mantiene
el nivel de su predecesora (el inicio, un homenaje total y absoluto a los
musicales que se hacían en aquellos años 30; Tapón y Willie Scott, el primero
entre cómico y cargante, y la segunda cargante hasta extremos insoportables:
Kate Capshaw es con diferencia lo más flojo de la película, dando vida a una
mujer florero urbanita y egocéntrica; Mola Ram, un pérfido monje que realiza
uno de esos rituales que dejan el corazón en un puño). Haciendo un disimulado
homenaje a Casablanca [Michael Curtiz, 1942], la película adolece algunos
instantes por su burda ejecución, bajando mucho el listón de sus expectativas,
volviendo a subirlos poco a poco, en un ritmo irregular que acaba por terminar
convertido en un saco de piedras que le hace un flaco favor (Indiana, Willie y
Tapón en el Palacio de Pankot, con éstos dos sufriendo las excentricidades de
un menú mientras Indiana juega a los interrogatorios; éste, apareciendo por
primera vez vestido casi como el Rick Blaine que hizo Humphrey Bogart, de punta
en blanco, en un duelo dialéctico muy jugoso; toda la secuencia de las
vagonetas de las minas, planificado y ejecutado sin fallo ni errores). Aunque
se queda a mucha distancia de su potencial, Indiana Jones y el Templo Maldito
no acaba cayéndose por los abismos del disparate, si no que se queda como una
odisea de medio pelo, menos formidable de lo debido, pero igualmente resultona.
La Puntilla: Una cantante pija y quejica, y un niño que
habla por los codos como si fuese un robot. Así es como se destroza una
película.
Mi
Valoración
★★★★★
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