Vista En: Cines Cinebox (Corvera), viernes 12 de
febrero de 2010.
Título Original: Invictus.
Director: Clint Eastwood.
Guión: Anthony Peckham, basado en el libro Jugando
con el Enemigo: Nelson Mandela y el Juego que Hizo una Nación, de John Carlin,
publicado en 2008. Género: Drama.
Música: Kyle Eastwood y Michael Stevens. Fotografía: Tom Stern.
Decorados: Leon Van Der Merwe. Vestuario: Deborah Hopper.
Productoras: Warner Bros., Spyglass Entertainment, Malpaso
Productions, Revelations Entertainment, Liberty Pictures y Mace Neufeld
Productions.
Presupuesto: ±60.000.000 $.
País: USA. Año: 2009. Duración: 134 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Morgan Freeman
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Nelson Mandela
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Matt Damon
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Francois Pienaar
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Tony Kgoroge
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Jason Tshabalala
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Patrick Mofokeng
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Linga Moonsamy
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Matt Stern
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Hendrick Booyens
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Julian Lewis Jones
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Etienne Feyder
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Adjoa Andoh
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Brenda Mazibuko
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Marguerite Wheatley
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Nerine
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Leleti Khumalo
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Mary
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Patrick Lyster
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Sr. Pienaar
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Penny Downie
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Sra. Pienaar
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Sibongile Nojila
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Eunice
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Consiguiendo ganar las elecciones y
convertirse en Presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela busca unificar un país
dividido por años y años de Apartheid y racismo extremo, por lo que se entrevista
con el capitán del equipo de rugby, Francois Pienaar, para hacerle una petición
personal: ganar la Copa Mundial de Rugby para de ese modo reconciliar a
Sudáfrica.
Crítica: Reunidos de nuevo tras Sin Perdón [1992], el
reencuentro entre Clint Eastwood y Morgan Freeman, en esta ocasión solo como
director y actor, da como resultado una biografía algo fuera de los cánones
habituales del género de los biopics pero no exenta de esa sensibilidad que
aporta un Eastwood en estado de gracia, retratando a un hombre que de la
prisión pasa a la jefatura de un país y todo lo que ello conllevó (el inicio,
donde se percibe en la gente las reacciones opuestas a la victoria de Mandela;
la visita de un asombrado y afectado Pienaar a la prisión donde éste estuvo 27
años encarcelado: Damon tira la casa por la ventana y lo hace por la puerta
grande; el encuentro entre ambos, Pienaar y Mandela, en que la cara del
primero, explicando a su mujer lo que cree que ha pasado, expresa mejor que sus
palabras el compromiso al que le han sometido). Freeman, en una actuación para
quitarse el sombrero, arrebatador e inmejorable, dimensiona toda la grandeza y
humanidad de una figura histórica, en otro papel que eclipsa todos a allá por
donde sale, con el hijo de Clint haciendo unas ajustadas tareas musicales (la
visita de Mandela al Comité Deportivo de Sudáfrica, buscando ayuda para su
causa; su relación familiar, tanto o más conflictiva que su situación como
líder de un país roto por décadas de desprecio entre blancos y negros; los
propios partidos, en los que se puede percibir de forma evidente tal fractura
mental y espiritual). A falta de una palabra mejor, Invictus es una película
inspiradora, cuya puesta en escena es sobria y de lo más correcta y que invita
a la reconciliación por encima del odio («¿Cómo ha podido pasar 30 años en una
celda minúscula y luego salir y perdonar a los que lo encerraron ahí?»,
lapidaria como ella sola), como también una cinta de deportes que recrea,
magistralmente, la hazaña de un equipo cuya misión no era ganar un campeonato:
era ganar un país.
La Puntilla: «Soy el amo de mi destino, soy el capitán de
mi alma». ¿Cuántos en el mundo pueden decir eso sin estar mintiendo como
bellacos?.
Mi
Valoración
★★★★★
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