Vista En: Antena 3, sábado 21 de marzo de 1998.
Título Original: Nightflyers.
Director: Robert Collector, quien firma como T.C.
Blake.
Guión: Robert Jaffe, basado en la novela homónima de
George R.R. Martin, publicada en 1980. Género: Ciencia Ficción.
Música: Doug Timm. Fotografía: Shelly Johnson.
Decorados: Anne Huntley-Ahrens. Vestuario: Brad R. Loman.
Productora: Vista Organization. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 1987. Duración: 89 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Catherine Mary Stewart
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Miranda Dorlac
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Michael Praed
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Royd Eris
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John Standing
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Michael D’Brannin
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Lisa Blount
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Audrey
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Glenn Withrow
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Keelor
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James Avery
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Darryl
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Hélène Udy
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Lilly
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Annabel Brooks
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Eliza
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Michael Des Barres
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Jon Winderman
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En un futuro lejano, un grupo de astronautas
se embarcan en la nave Nightflyers para dar con una mítica raza extraterrestre
llamada Volcryn, mucho más antigua que la raza humana. Pero el viaje se
complica cuando el capitán de la nave se enamora de una de las pasajeras,
provocando los celos de la computadora de la nave, que es una réplica de su
propia madre.
Crítica: Segunda película para Collector después de
Rojo Caliente [1985], en lo que se antoja como una bizarrísima y estrafalaria
propuesta que bebe sin pudor ni vergüenza de otros títulos como Blade Runner
[Ridley Scott, 1982] y algunos capítulos de la serie Cuentos Asombrosos [1985],
a la que la falta de una dirección más firme y su ferviente estética
videoclipera/ochentera no le hace un favor precisamente (los trajes y vestidos
de sus personajes, de una horterada a veces difícil de soportar; el personaje
de Winderman, un Michael Des Barres que aparca a su villano Murdoc de MacGyver
[1985] para meterse en la piel de un telépata con pintas de estrella de la MTV;
parte del decorado así como su inicio, mezcla imposible entre la película de
Scott y Dune [David Lynch, 1984] que reflejan un futuro matemáticamente
imposible de alcanzar al punto en donde éste es situado). Contando con la voz
en off de Miranda, la cual solo es un eco lejano de la que hacía Harrison Ford,
y una premisa falsa que se desvanece a ojos vista, Nightflyers, la Nave
Viviente es una revisión en pobre (muy pobre) de 2001: Una Odisea del Espacio
[Stanley Kubrick, 1968], con historias truculentas y un desarrollo de lo más
deficiente (la búsqueda de los Volcryn, cuyos leves trazos sugieren mucho pero
nada aportan; Royd y la explicación sobre su origen, demencial hasta la
saciedad; el ordenador, una prima muy remota de HAL-9000 con un problema
morrocotudo de celos). Una película inusual, extraña, que aún teniendo algún
que otro elemento que se descuelga como interesante (el debate sobre misiones
espaciales con naves automatizadas o tripulación humana; los propios Volcryn y
sus capacidades), termina sumida por sus propios defectos en el limbo de la
mediocridad como el acabado de sus efectos especiales y su pátina de un primer
episodio de una serie nunca desarrollada. Para amantes de las rarezas de bajo
presupuesto.
La Puntilla: ¿Volcryn?, ¿extraterrestres?. ¡Y unos huevos
en vinagre!. Aquí el alienígena es Brad Loman y su vestuario sangraojos.
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