Publicado El: Domingo, 15-Oct-2017. Nº De Serie: C25/TCM/0002271.
Vista En: Youtube, sábado 14 de octubre de 2017.
Título Original: Abiogenesis.
Director: Ricard Mans.
Guión: Ricard Mans, sin acreditar. Género: Animación.
Música: Rhian Sheehan. Dirección Artística: [Desconocido].
Productoras: Fuzzy Realms Limited. Presupuesto: [Desconocido].
País: Nueva Zelanda. Año: 2011. Duración: 4 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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[Inexistente]
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Un extraño ingenio mecánico se estrella en un
desolado planeta árido como si fuese un meteoro. Activándose justo después, el
aparato pone en marcha los cuatro robots que lo forma, los cuales parten por la
superficie en busca de recursos orgánicos para así iniciar un proceso de
transformación que puede tener repercusiones para el planeta como para la
galaxia.
Crítica: Ópera prima de Mans, que juega a ser un
ejercicio de metafísica en grado sumo con una producción que prescinde de los
diálogos como también de personajes vivos propiamente dichos, dejando que sean
las imágenes las que vayan contando la historia y que en realidad es una
exposición, en clave de cortometraje animado y acelerado, del título que le da
nombre (la idea o concepto de la abiogénesis, esto es, el nacimiento espontáneo
de seres vivos a partir de materia inorgánica: algo complejo que Mans consigue
plasmar del modo más sencillo y eficaz; el ingenio mecánico así como los cuatro
robots o drones que contiene, cuyo diseño es perfecto a todos los niveles para
cumplir su tarea; la apariencia del planeta, que bien podría ser una tierra primigenia
o algo parecido: un mundo joven e inhóspito en espera de que la evolución y la
vida cambien para siempre su superficie). No llegando a unas cotas lo que se
dice muy altas pero tampoco hundiéndose en unos niveles de sinsentido, y
echándose a faltar un refinamiento más sofisticado en cuanto a su animación y
efectos visuales se refiere, siendo correctos pero no todo lo precisos que
podrían haber sido, Abiogénesis es lo que parece y no más: un pequeño juego
intelectual que teoriza sobre el origen de la vida, si bien acaba haciendo más
preguntas que respuestas de manera involuntaria (la apariencia de la sonda y
los drones, dejando a la imaginación su fabricante y verdadero propósito; la
propia sonda, culminando a toda velocidad su programa, mostrando lo que es la
terraformación en todo su colorido y esplendor; el final, que conecta con el
inicio para así poner a funcionar las neuronas). Cuatro minutos no de lujo pero
sí de cierta calidad, que aparte de pasar como un suspiro se ven con la mayor
de las simplezas, poniendo sobre la mesa un debate tan viejo como la humanidad.
Un trabajo que cumple lo prometido. Más no se puede pedir.
Mi
Valoración
★★★★★
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