Vista En: Antena 3, viernes 23 de septiembre de 1994.
Título Original: Murder by Decree.
Director: Bob Clark.
Guión: John Hopkins, basado en los libros The Ripper
File, de Elwyn Jones y John Lloyd, publicada en 1975, y Jack el Destripador: La
Solución Final, de Stephen Knight, publicado en 1976. Género: Intriga.
Música: Paul Zaza y Carl Zittrer. Fotografía: Reginald H. Morris.
Decorados: Denise Exshaw. Vestuario: Judy Moorcroft.
Productoras: Canadian Film Development Corporation,
Highlight, Murder by Decree Productions y Famous Players.
Presupuesto: ±5.000.000 C$ (±4.450.000 $).
Países: Reino Unido y Canadá. Año: 1979. Duración: 124 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Christopher Plummer
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Sherlock Holmes
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James Mason
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Dr. John Watson
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David Hemmings
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Inspector Foxborough
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Susan Clark
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Mary Kelly
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Anthony Quayle
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Sir Charles Warren
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John Gielgud
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Primer Ministro Lord Salisbury
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Frank Finlay
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Inspector Lestrade
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Donald Sutherland
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Robert Lees
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Geneviève Bujold
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Annie Crook
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Chris Wiggins
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Doctor Hardy
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Teddi Moore
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Sra. Lees
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Peter Jonfield
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William Slade
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Los horrendos crímenes de Jack el Destripador
movilizan a unos comerciantes de Whitechapel, el barrio donde mata, a pedir
ayuda a Sherlock Holmes y al Dr. Watson para que den con él antes de que cunda
el pánico en la población. Pero a medida que ambos investigan el caso comienzan
a intuir la posibilidad de una conspiración que afecte a las esferas del poder.
Crítica: Extraña maniobra del destino en que el cine
imita a la vida (Joseph Bell, el doctor en el que Conan Doyle se basó para
crear a Holmes, investigó en la vida real dicho caso), mezclando realidad y
ficción de maneras más que emocionantes y muy bien hiladas, y deslumbrando por
su pareja protagonista, un genial Christopher Plummer algo eclipsado por un
inconmensurable James Mason, que hace uno de los mejores Watson jamás vistos
(el momento en el que Holmes estalla de ira ante una injusticia que no puede
cambiar: su cara de pesar, en primer plano, es desgarradora; Watson,
encontrándose con que le han tendido una trampa: su forma de lidiar con ella
proporciona uno de los escasos pero fantásticos momentos de comedia; la
revelación de la identidad secreta del informante de Holmes, sacando a la luz
una moralina no exenta de hipocresía y cinismo). Autor de Crimen en la Noche
[1974] y Explosión de Violencia [1976], Bob Clark aborda la figura de Jack el
Destripador desde una perspectiva mucho más insidiosa y terrorífica que la de
los meros crímenes, inmaculada en la recreación de ese Londres en plena era
victoriana, con una fotografía lúgubre de necesidad (los callejones de
Whitechapel, un laberinto donde puede pasar de todo excepto algo bueno; Sir
Charles Warren, un jefe de Scotland Yard cuyas tiranteces con Holmes se cortan
a cuchillo; la reunión de Holmes con el Primer Ministro británico, exponiendo
las conclusiones de su caso: una retahíla de aberraciones y crueldades que
parecen no tener fin). Un largometraje brillante de principio a fin que se
guarda algunos momentos en que el horror es explícito en grado sumo, y con una
narrativa que funciona a modo de reloj atómico para desgranar sus pistas con
cuentagotas (Holmes hablando de “juvíos” {juwes} y no de “judíos” {jews}; la
cara de Warren ante unos signos que hace Holmes). Malévola y siniestramente
fantástica.
La Puntilla: Si hay un atisbo de verdad en las
conclusiones de Holmes, sería la confirmación de que el poder absoluto corrompe
absolutamente.
Mi
Valoración
★★★★★
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