Vista En: Tele 5, domingo 15 de septiembre de 2002.
Título Original: The Birdcage.
Director: Mike Nichols.
Guión: Elaine May, basado en el libreto de 1978 de
Édouard Molinaro, Jean Poiret, Francis Veber y Marcello Danon. Género: Comedia.
Música: Stephen Sondheim. Fotografía: Emmanuel Lubezki.
Decorados: Cheryl Carasik. Vestuario: Ann Roth.
Productora: United Artists. Presupuesto: ±31.000.000 $.
País: USA. Año: 1996. Duración: 117 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Robin Williams
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Armand Goldman
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Gene Hackman
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Senador Kevin Keeley
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Nathan Lane
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Albert Goldman
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Dianne Wiest
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Louise Keeley
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Dan Futterman
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Val Goldman
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Calista Flockhart
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Barbara Keeley
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Hank Azaria
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Agador Spartacus
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Christine Baranski
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Katherine Archer
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Tom McGowan
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Harry Radman
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Kirby Mitchell
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Chofer de los Keeley
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Luca Tommassini
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Celsius
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James Rally
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Cyril
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Armand Goldman es un coreógrafo que vive con
su novio Albert en Miami, teniendo el primero un club de drag queens y el
segundo siendo la estrella del local. Su vida cambia cuando el hijo de Armand,
Val, anuncia que va a casarse con la hija de un senador ultraconservador con
quienes acudirá a visitarlos, en especial tras un escándalo de un compañero de
partido.
Crítica: Hilarante remake de la francesa Vicios
Pequeños [Édouard Molinaro, 1978] a cargo del mismo realizador de El Graduado
[1967] y A Propósito de Henry [1988], con dos desatadísimos Robin Williamd y
Nathan lane y un Gene Hackman que devora la pantalla metido en una trama que
empieza del modo más sencillo pero que se va enrevesando por momentos (el
enfrentamiento de Armand y Val acerca de la decoración de la casa y de sus
manierismos: de los pocos momentos en los que Williams se pone dramático para
sacar dentro de él el actorazo que es; el senador, recibiendo la que se puede
catalogar como la peor llamada política de la historia: un in crescendo de
barbaridades que a pesar de la serio que suena uno acaba partido de la risa;
Nathan Lane y Hank Azaria, necesariamente sobreactuados para ser geniales en su
comicidad: la escena de la caída de Amador o los intentos de Albert de parecer
masculino son solo pequeñas pinceladas para algo más desatado). Ambientado como
no podía ser de otro modo que en la Miami latina de Gloria Estefan, funcional
en la fotografía como estupendo en la banda sonora, Una Jaula de Grillos es de
todo menos un aburrimiento que genera bostezos, y sí una diversión que suma
puntos escena tras escena hasta llegar a niveles de locura (el momento en el
que el senador y su esposa deben salir por piernas, teniendo que hacerlo un
poco disfrazados: solo Hackman podría hacer algo tan divertido sin esbozar la
más mínima sonrisa; el momento en el que los Kelley llegan a casa de Armand y
Albert, encontrándose con una decoración digna de una iglesia; Futterman y
Flockhart, los únicos medianamente cuerdos en una casa de locos, siendo el
sentido común en una película que de eso no tiene mucho). Impagable en los
momentos más sencillos como la presentación de la “Sra. Goldman”, Nichols crea
un show hecho para espantar tristezas. Y lo hace de maravilla.
La Puntilla: Lo bueno de Robin Williams es que sabe como
hacerte reír sin pretenderlo. Y lo mejor, cuando lo hace a propósito.
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