Vista En: Clasicofilm.com, viernes 9 de diciembre de
2016.
Título Original: The Day the Earth Stood Still.
Director: Robert Wise.
Guión: Edmund H. North, basado en una historia
original de Harry Bates. Género: Ciencia Ficción.
Música: Bernard Herrmann. Fotografía: Leo Tover.
Decorados: Claude Carpenter y Thomas Little. Vestuario: Travilla y Clinton Sandeen.
Productora: Twentieth Century Fox Film Corporation.
Presupuesto: ±1.200.000 $.
País: USA. Año: 1951. Duración: 92 minutos. B/N.
Reparto:
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Personajes:
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Michael Rennie
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Klaatu
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Patricia Neal
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Helen Benson
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Hugh Marlowe
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Tom Stevens
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Sam Jaffe
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Profesor Jacob Barnhardt
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Billy Gray
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Bobby Benson
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John Brown
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George Barley
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Frances Bavier
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Sra. Barley
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Richard Carlson
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Thomas Stevens Jr.
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Wheaton Chambers
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Sr. Bleeker
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Frank Conroy
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Sr. Harley
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Edith Evanson
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Sra. Crockett
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Lock Martin
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Gort
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Un nave de otro mundo aterriza en Washington
DC, del que sale un extraterrestre de aspecto humano llamado Klaatu, que pide
comunicarse con todos los líderes del mundo para enviarles un mensaje.
Desatendido en su petición, se disfraza como un simple ciudadano en busca de
contactar con el profesor Barnhardt, un importante físico, para que le ayude en
su tarea.
Crítica: Fascinante alegato anti militarista
disfrazado de ciencia ficción con el que Wise, autor de Sangre en la Luna
[1948] y La Casa de la Colina [1951], crea una trama a escala mundial con
algunas escenas cuyas implicaciones dan mucho en qué pensar por lo que se
muestra y que se corona a lo más grande gracias a los elegantes juegos de su
fotografía en blanco y negro, haciendo de los juegos de luces y sombras un
punto añadido (la aparición de Klaatu en la pensión en donde conoce a Helen
Benson, cuya silueta recortada es un tanto intimidante; el instante en el que
Klaatu dice darles ‘un toque de atención’ a los terrestres, deteniendo toda
electricidad durante media hora, como si se tratase de la sexta trompeta del
Apocalipsis de San Juan; el diseño de la nave y del robot Gort, un humanoide
que ni habla ni lo necesita para cumplir con su tarea) . Brillante en lo
simplista de su puesta en escena, en la que Michael Rennie se pasa casi toda su
trama como un humano bien parecido y modales ciertamente exquisitos, su efectos
especiales y el dramatismo de la bellísima Patricia Neal conjuran una película
que mantiene el control en todo momento y hacen una más que disimulada crítica
a la naturaleza humana (un soldado, disparando primero y preguntando después;
un espectador del OVNI, riéndose de Klaatu al intentar explicar a Bobby el
“posible” funcionamiento de éste; Stevens, un oportunista que tras saber un
secreto solo piensa en el beneficio personal que puede sacarle). Ultimátum a la
Tierra, interesante traducción del original “El Día que la Tierra se Detuvo”,
es una más que efectiva y a la vez sensacional intentona de alertar a la Tierra
sobre el peligro de la guerra y el poder atómico (el discurso final de Klaatu,
donde todo queda aclarado) no solo a los gobiernos como también a sus
ciudadanos. Una película con muchas lecturas secundarias, atractiva y adictiva
a niveles de inmortalidad fílmica.
La Puntilla: Si un alien viene a avisarnos de nuestra
insensatez bélica, ¿hasta qué punto seríamos insensatos de no escuchar lo que
dice?.
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