Vista En: Cines Marta & María (Avilés), jueves 23
de abril de 1998.
Título Original: U.S. Marshals.
Director: Stuart Baird.
Guión: John Pogue. Género: Acción.
Música: Jerry Goldsmith. Fotografía: Andrzej Bartkowiak.
Decorados: Gene Serdena. Vestuario: Louise Frogley.
Productoras: Warner Bros. y Kopelson Entertainment.
Presupuesto: ±60.000.000 $.
País: USA. Año: 1998. Duración: 131 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Tommy Lee Jones
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Samuel ‘Sam’ Gerard
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Wesley Snipes
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Mark Roberts
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Robert Downey Jr.
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John Royce
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Joe Pantoliano
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Cosmo Renfro
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Daniel Roebuck
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Bobby Biggs
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Tom Wood
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Noah Newman
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LaTanya Richardson
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Savannah Cooper
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Irène Jacob
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Marie Bineaux
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Kate Nelligan
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Catherine Walsh
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Patrick Malahide
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Bertrum Lamb
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Rick Snyder
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Frank Barrows
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Michael Paul Chan
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Xian Chen
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Un conductor de remolques de coches que sufre
un accidente es detenido al encontrársele un arma ilegal en el coche. Tomado
por el asesino de dos diplomáticos de la Naciones Unidas, es detenido y llevado
a la cárcel, pero logra fugarse tras un accidente del avión que le lleva,
haciendo que Sam Gerard, que iba en el vuelo, tome el control del caso para
encontrarlo.
Crítica: Spin-off de El Fugitivo [Andrew Davis, 1993],
con Stuart Baird siendo relevo de Davis y tomando al personaje de Tommy Lee
Jones en una aventura que por momentos es una réplica exacta de la original,
cambiando a Harrison Ford de aquella por un más que agobiado Wesley Snipes y
con el añadido de un solvente Robert Downey Jr. al que no le faltan instantes
para lucirse a su estilo (Royce, abriendo las esposas que le ha puesto Gerard
de un modo poco usual: lo del chiste privado sobre no fumar, tratándose de un
rey de excesos como él, es divertido; el accidente de avión, tanto o más
trepidante que el del bus, en unos niveles de realismo bastante cercanos a los
de ¡Viven! [Frank Marshall, 1993]). El realizador de Decisión Crítica [1996]
hace de su segundo trabajo como director una película que si bien no explota
todas sus opciones con la fuerza debida, el carisma de Jones se basta y se
sobra para mantener a flote un barco sobre espionaje y conspiración, con
personajes a los que falta peso dramático y necesarios giros de guión algo
descorazonadores (la muerte de uno de los personajes, revelando al espectador
en plan Hitchcock quién es el villano; Marie, la novia de Mark, una bellísima
Irène Jacob que más allá de lucir tipito no tiene ocasión de dar el máximo de
posibilidades; el vestuario de Gerard, de un hortera que duele a la vista,
desde hombre-anuncio vestido de pollo a chandals dignos del Nicholas Cage de El
Sabor de la Muerte [Barbet Schroeder, 1995]). Con la misma duración que el film
original y secundarias brillantes como Kate Nelligan, U.S. Marshals es una
película no tan redonda como se debiera, pero sí lo suficientemente bien hecha
para ser una secuela bastante digna (toda la parte en el cementerio, con
persecuciones y tiroteos a tutiplén; Gerard y los demás en unos pantanos),
dejando para la eternidad el tremendo salto de Roberts, haciendo de Tarzán. No
apto para cardiacos.
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