Vista En: Cines Marta & María (Avilés), lunes 25 de
febrero de 2002.
Título Original: A Beautiful Mind.
Director: Ron Howard.
Guión: Akiva Goldsman, basado en el libro homónimo
de Sylvia Nasar, publicado en 1998. Género: Drama.
Música: James Horner. Fotografía: Roger Deakins.
Decorados: Leslie Rollins. Vestuario: Rita Ryack.
Productoras: Universal Pictures, DreamWorks SKG y Imagine
Entertainment.
Presupuesto: ±58.000.000 $.
País: USA. Año: 2001. Duración: 150 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Russell Crowe
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John Nash
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Ed Harris
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William Parcher
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Jennifer Connelly
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Alicia Nash
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Christopher Plummer
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Dr. Rosen
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Paul Bettany
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Charles
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Adam Goldberg
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Sol
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Josh Lucas
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Hansen
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Anthony Rapp
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Bender
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Jason Gray-Stanford
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Ainsley
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Judd Hirsch
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Helinger
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Austin Pendleton
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Thomas King
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Vivien Cardone
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Marcee
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En los años 50, John Nash es un joven
estudiante universitario que revoluciona el mundo de la economía gracias a sus
teorías. Conociendo a una estudiante, Alicia, y trabajando en secreto con un
agente del gobierno de nombre Parcher, su mundo se derrumba al descubrir que es
esquizofrénico, siendo incapaz de distinguir qué partes de su vida son reales y
cuales no.
Crítica: Reputado autor de films como Llamaradas
[1991] y Apolo 13 [1994], Ron Howard recrea la vida del matemático John Forbes
Nash tomando a una bestia de la interpretación como Russell Crowe como estrella
absoluta, capaz de abarcar un amplio espectro de sentimientos como su
partenaire femenina, una Jennifer Connelly absolutamente radiante, exiliando a
la niña de Dentro del Laberinto [Jim Henson, 1986] para revelar una madurez
asombrosa (Nash, atrapado en una persecución entre Parcher y un coche
misterioso que va tras ellos: la mirada de Nash es puro terror; Alicia,
llegando a casa para descubrir que John está otra vez fuera de la realidad;
ambos, dibujando constelaciones en el cielo nocturno, destilando una química
perfecta). Bien apuntalada por lo majestuoso de su puesta en escena y más por
los secundarios que por ella se dejan ver, la película peca por edulcorar en
demasía la biografía de Nash, desquitándose de las partes escabrosas para dar
una visión un tanto sesgada de él, un defecto compensando con lo sutil y
fantástico de un James Horner en estado de gracia musical (Ed Harris, robándose
la película con esa fuerza que parece capaz de mover montañas: sus primeras
escenas le convierten, sin más, en el clásico agente secreto con mucho a
ocultar; Nash, haciendo una curiosa despedida de algo que le ha acompañado
durante mucho tiempo; un muy agradecido Christopher Plummer, ofreciendo su
porte y carisma para dar una actuación de excelencia). Bien trabajada en el
cambio de las épocas en las que va transcurriendo la película, y con un
maquillaje que hace milagros para matizar la transformación física según
envejecen, Una Mente Maravillosa es una superproducción en el sentido más
clásico de la palabra, un verdadero tour-de-force por una mente genial (su
discurso final; el instante en que crea una nueva teoría) pero también
delirante. Una pieza de puro cine.
La Puntilla: Locura y genialidad. Dos cualidades que a
veces están tan cerca una de la otra, que en realidad no están cerca: son la misma.
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