Vista En: Youtube, lunes 17 de abril de 2017.
Título Original: Golden Shot.
Director: Gökalp Gönen.
Guión: Gökalp Gönen. Género: Animación.
Música: Gökalp Gönen. Dirección Artística: Gökalp Gönen.
Productora: Gökalp Gönen. Presupuesto: [Desconocido].
País: Turquía. Año: 2015. Duración: 9 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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[Inexistente]
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En un mundo sin sol natural unos robots viven
encerrados en sus casas, dependiendo de bombillas para tener las baterías
recargadas, soñando con el regreso del sol en espera que eso les devuelva a su
estado del pasado. Cuando la luz de una casa vecina se apaga y no se enciende
de nuevo, acude a investigar, llevándose una desagradable sorpresa al llegar allí.
Crítica: Retrofuturista propuesta que supone para
Gönen su primer trabajo, en un caso evidente de síndrome de Juan Palomo {“yo me
lo guiso, yo me lo como”} al encargarse él solo de cada uno de los contenidos
del cortometraje, dándole a los robots protagonistas una pátina que recuerda
vagamente (muy vagamente) a los de aquella delicatessen del género de nombre
Robots [Chris Wedge y Carlos Saldaña, 2005], haciendo el consabido giro
narrativo de pasar de cualquier tipo de charlas y conversaciones para así
incurrir en un diálogo no verbal, y con un contenido en principio interesante,
a veces evocador, que tiene alguna lectura subliminal dejada ex profeso a la
imaginación (el hecho de que siempre sea de noche, indicando que de algún modo
su fuente natural de poder se apagó o desapareció tiempo atrás; el diseño de
los robots, que es lo suficientemente ingeniosos y simplista al mismo tiempo
como para darles expresividad en sus rostros; el robot protagonista, activando
un proyecto que recuerda a los antiguos kinetoscopios usados a principio
durante en siglo XIX y parte del XX: una ensoñación que pone en imágenes el
anhelo de recuperar lo perdido). Jugando con constantes cambios de luz y
oscuridad y evitando toda presencia humana en la historia, Golden Shot {cuya
traducción más apropiada o aproximada sería algo así como “Baño de sol”} es un
corto que maneja sus bazas casi a la perfección, obviando por un giro narrativo
final que echa por tierra lo que hasta entonces estaba siendo muy interesante
(aunque señales de ello alguna hay), lo que provoca un anticlimax que rompe el
encanto y la magia que se había creado. Invirtiendo la manida frase de “lo
mejor para el final”, Gönen consigue en ocho minutos lo mismo que el Ícaro de
la mitología griega: llegar a lo más alto en un intento de tocar el sol, para a
continuación caer en una total oscuridad. Y eso no es ninguna metáfora
filosófica.
La Puntilla: Hay que ser un maestro de la narración para
saber como usar un anticlímax. O la decepción será más grande que un océano.
Mi
Valoración
★★★★★
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