Vista En: TCM, miércoles 22 de febrero de 2017.
Título Original: Ordinary People.
Director: Robert Redford.
Guión: Alvin Sargent, basado en la novela homónima
de Judith Guest, publicada en 1976. Género: Drama.
Música: Marvin Hamlisch. Fotografía: John Bailey.
Decorados: William Fosser y Jerry Wunderlich. Vestuario: Bernie Pollack.
Productoras: Paramount Pictures y Wildwood Enterprises.
Presupuesto: ±6.000.000 $.
País: USA. Año: 1980. Duración: 124 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Timothy Hutton
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Conrad
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Donald Sutherland
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Calvin
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Mary Tyler Moore
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Beth
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Judd Hirsch
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Berger
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M. Emmet Walsh
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Entrenador de natación
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Elizabeth McGovern
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Jeannine
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Dinah Manoff
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Karen
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Fredric Lehne
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Joe
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James B. Sikking
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Ray
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Basil Hoffman
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Sloan
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Mariclare Costello
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Audrey
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Scott Doebler
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Buck
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Conrad, el menor de los dos hijos de Calvin y
Beth, vive en una perpetua crisis personal desde la muerte de su hermano mayor
Buck, en un accidente de barca. Mientras intenta sopesar la culpa por lo
ocurrido, Calvin y Beth se sumergen en una espiral cada vez más
autodestructiva, en tanto la bondad natural de él choca contra la desmedida
amargura de ella.
Crítica: Ópera prima de Robert Redford en la
dirección, en que la estrella de El Golpe [George Roy Hill, 1973] y Todos los
Hombres del Presidente [Alan J. Pakula, 1976] da el salto detrás de la cámara
para hacer un retrato en crudo que deconstruye a la familia media-alta
americana para mostrar en todas sus miserias, con un reparto de primera de
caras jóvenes y más veteranas, todos ellos dando lo mejor de si mismos para
componer un cuadro con demasiados claroscuros (Calvin, el clásico bonachón de
toda la vida que intenta, casi a la desesperada, mantener una familia que se
descompone a marchas forzadas; Beth, una madre desbordada por un hijo muerto y
otro con el que le resulta imposible entenderse; el propio Conrad, un afectado
y a veces sobreactuado Timothy Hutton, quintaesencia del joven comido por los
remordimientos: sus charlas con su psicólogo, magnífico Judd Hirsch que hace un
hueco de la serie Taxi [1978] para probar lo versátil que es, son pura emoción
desmedida). Un tanto sobria y por instantes letárgica en cuanto a su narrativa,
en que parece ir a ninguna parte en uno o dos instantes puntuales, Gente
Corriente supone una prueba de fuego para Redford, cumpliendo con nota gracias
en exclusiva a su reparto, sin olvidar un vestuario elegante y una fotografía
sencilla que se las compone para hacer de lo rutinario algo diferente (Tyler
Moore, probando lo buena que es haciendo drama como en comedia en la serie La
Chica de la Tele [1970]: su discurso sobre la felicidad, a unos amigos, es para
quitarse el sombrero; el flashback del accidente de barca, tenso y terrible de
necesidad; el final, demasiado aséptico, tal vez el punto más débil de la
película). Bien llevada de principio a fin y con el conflicto como arma primordial
(la bronca en una sesión de fotos), la película es una buena adaptación de la
novela de Guest. Y la demostración palpable de que hasta los ricos también
lloran.
La Puntilla: Que manía tenemos los humanos de culparnos de
cosas sobre las que no existe control alguno ni tampoco forma de evitarlas.
Mi
Valoración
★★★★★
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