Vista En: Youtube, miércoles 13 de diciembre de 2017.
Título Original: The Lodger.
Director: John Brahm.
Guión: Barré Lyndon, basado en la novela El
Inquilino, de Marie Belloc Lowndes, publicada en 1913. Género: Intriga.
Música: Hugo W. Friedhofer. Fotografía: Lucien Ballard.
Decorados: Thomas Little. Vestuario: Rene Hubert.
Productora: Twentieth Century Fox. Presupuesto: ±220.000 £ (±800.000 $).
País: Reino Unido. Año: 1944. Duración: 84 minutos. B/N.
Reparto:
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Personajes:
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Merle Oberon
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Kitty Langley
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George Sanders
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Inspector John Warwick
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Laird Cregar
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Sr. Slade
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Cedric Hardwicke
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Robert Bonting
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Sara Allgood
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Ellen Bonting
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Aubrey Mather
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Superintendente Sutherland
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Queenie Leonard
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Daisy, la criada
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Doris Lloyd
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Jennie
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David Clyde
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Sargento Bates
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Helena Pickard
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Annie Rowley
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Thora Hird
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Katie
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Merle Oberon
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Kitty Langley
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Mientras el barrio londinense sucumbe a la
paranoia y al miedo debido a los crímenes de Jack el Destripador, el anciano
matrimonio Bonting alquila una habitación al Sr. Slade, para así ayudar a
paliar sus deudas. Pero la extraña actitud de Slade llevan a la Sra. Bonting y
a su sobrina, la bailarina Kitty Langley, a sospechar si Slade podría ser el
mismísimo Jack.
Crítica: Espléndida y atmosférica película de suspense
que saca sus mejores bazas tanto de la ambientación como de su reparto
principal, breve en lo que toca a su duración pero no por ellos menos potente
de contenido, jugando a darle vida a una libre versión sobre el mito de Jack el
Destripador y al mismo tiempo una adaptación de la novela de Lowndes más que
aceptable (Londres y sus callejones: neblinosos y truculentos pasillos de
adoquín y cemento en el que el terror acecha a la vuelta de la esquina; la
actuación de Cregar como el Sr. Slade, hecha ex profeso para sospechar de él
desde sus primeras palabras, magnífico en todo momento; George Sanders,
convirtiendo a su John Warwick en otra libre versión del real Fred Abberline
que investigó los cinco crímenes de Whitechapel, un hombre paciente resuelto a
dar con el asesino: inmenso, sin más). Dotado de un poderoso trabajo
fotográfico en sus juegos de luces y sombras así como de banda sonora en la
partitura de un inspirado Friedhofer, Jack el Destripador, típico y tópico
título muy alejado del original y mucho más interesante “El Inquilino”, posee
casi todo lo necesario para ganarse una calidad meritoria y una ejecución
impecable tanto en la vertiente de intriga como en la romántica, si bien esto
último parte con desventaja (el interés de Warwick por Kitty Langley, algo que
se antoja innecesario, pero que tampoco acapara demasiado metraje; las
actuaciones de Langley, haciendo de Merle Oberon un deleite para la vista y el
oído; en síntesis, una auténtica belleza; cada uno de los crímenes, rodado con
solvencia e ingenio para crear miedo y misterio al mismo tiempo). Estilosa y
autosuficiente, el director de Noches en Río [1939] y Vidas sin Rumbo [1941]
acomete su trabajo de manera brillante, donde “contención” y “sobriedad” se
convierten en virtudes que llevan a su trama a un clímax final paroxístico. Una
gozada de principio a fin.
La Puntilla: Hay algo magnético en Jack el Destripador que
con él se pueden hacer infinitas versiones. Y todas funcionan a las mil
maravillas.
Mi
Valoración
★★★★★
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