Vista En: Cines Cinebox (Corvera), miércoles 8 de mayo
de 2002.
Título Original: John Q.
Director: Nick Cassavetes.
Guión: James Kearns. Género: Drama.
Música: Aaron Zigman. Fotografía: Rogier Stoffers.
Decorados: Clive Thomasson. Vestuario: Beatrix Aruna Pasztor.
Productoras: Burg/Koules Productions, Evolution
Entertainment y New Line Cinema. Presupuesto: ±36.000.000 $.
País: USA. Año: 2002. Duración: 116 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Denzel Washington
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John Quincy Archibald
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Kimberly Elise
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Denise Archibald
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Daniel E. Smith
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Michael ‘Mike’ Archibald
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David Thornton
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Jimmy Palumbo
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Laura Elena Harring
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Gina Palumbo
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Kevin Connolly
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Steve Maguire
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Anne Heche
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Rebecca Payne
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James Woods
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Dr. Raymond Turner
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Ethan Suplee
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Guarda Max Conlin
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Eddie Griffin
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Lester Matthews
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Robert Duvall
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Teniente Frank Grimes
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Ray Liotta
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Jefe Gus Monroe
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: John Archibald y su mujer Denise intentan
salvar por todos los medios a su hijo pequeño, Mike, afectado de un problema
cardíaco el cual le matará a menos que se le haga un trasplante. Sin recursos
ni dinero para la operación, John decide secuestrar la sala de espera del
hospital, tomando a varios rehenes y amenazando con matarlos para que operen a
Mike.
Crítica: El actor Nick Cassavetes, antaño en papeles
ridículos como en Furia Ciega [Philip Noyce, 1989], hereda por fin el talento
de su padre John en su tercer film como realizador después de Volver a Vivir
[1996] y Atrapada Entre dos Hombres [1997] para levantar una solemne y
necesaria denuncia contra el sistema médico estadounidense, gracias a un Denzel
Washington que imanta todas las miradas hacia su personaje, un atribulado padre
de familia superado por las circunstancias (la desesperación de John al ver que
es rechazado en varias entrevistas de trabajo; éste, fuera del hospital,
gritando que no piensa enterrar a su hijo: desgarrador; James Woods, en otro de
sus papeles con el que hace virguerías). Aunque cuenta con un defecto de
doblaje en varios de sus personajes, lo que acartona y aplana un poco su
acabado, tanto la puesta en escena como la producción y la banda sonora
permiten una narración de lo más fluida, convirtiendo una sala de espera en una
ratonera de la que no hay salida (Mitch Quingley, el clásico maltratador
encarnado por un desagradable Shawn Hatosy; el instante en el que Mike se
desploma, durante un partido de baseball, desatando el terror; las voces de
Woods, Robert Duvall y Ray Liotta, tan inusuales que no es posible relacionar
los movimientos de sus labios con lo que se escucha). Interesante en los dilemas
planteados como en un sistema que parece diseñado para dar más importancia a
protocolos y números que a las personas (los rehenes y su progresiva relación
con John; la forma en que la prensa convierte el secuestro en tema nacional;
John y Denise, viendo con asombro como sus opciones de salvar a Mike se reducen
a la nada), John Q da un aldabonazo en toda regla, erigiéndose como un film
brillante tanto en su inicio (un accidente de coche en mitad de la nada), como
en sus finales, uno infartante y el otro desolador, rematando un trabajo en
verdad magnífico.
La Puntilla: Si hemos llegado al punto en el que alguien
importa menos que su cuenta corriente, que me cambien de planeta, que me voy ya
mismo.
Mi
Valoración
★★★★★
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