Vista En: Youtube, viernes 15 de septiembre de 2017.
Título Original: Ouroboros.
Director: Alexander Broderick.
Guión: Vanessa Schell, basado en una historia
original de Paul DeNigris, Vanessa Schell y Alexander Broderick. Género: Ciencia Ficción.
Música: Alex Mason. Fotografía: Annie Winn.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: Nola Yergen.
Productoras: University of Advancing Technology.
Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 2015. Duración: 15 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Amanda Melby
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Dra. Faye O’Neill (2035)
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Nancy Mercurio
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Dra. Faye O’Neill (2057)
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Steve Briscoe
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Dr. Silas O'Neill
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Slade Hall
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Dr. George Wells
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Jeffrey Lamar
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Mayor Garland Jeffries
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Evanne Carter
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Dr. Tennant
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Paul DeNigris
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Dr. Baker
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Alex Dinh
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Dr. Smith
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Reginald Riley
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Oficial de Seguridad #1
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Vanessa Schell
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Oficial de Seguridad #2
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Alexander Broderick
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Soldado escoltando a Silas #1
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Clayton Dowell
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Soldado escoltando a Silas #2
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En el año 2035 Faye O’Neill es una doctora
que experimenta con campos cuánticos, intentando crear un agujero de gusano que
más adelante lleve hasta la teletransportación. Pero una noche es detenido un
intruso en el laboratorio para el asombro de Faye, al descubrir que se trata de
su yo futuro del 2057, que le previene acerca de lo peligroso de su
experimento.
Crítica: Fascinante debut en la dirección de Alexander
Broderick, que toma como introducción al séptimo arte para de maneras sutiles
exponer ventajas y riesgos de la tan traída teletransportación vista en
incontables series de TV y películas, haciéndolo en terrenos lo bastante
creíbles para que el guión se permita el privilegio de crear una historia con
su corazoncito pero con toques y guiños que solo de hacen de evocar a clásicos
del género como Regreso al Futuro [Robert Zemeckis, 1985] (el encuentro entre
ambas Dra. Neill, cierto calco del que había entre los dos Biff Tannen en la
segunda parte de la cinta de Zemeckis de 1989; la puesta en escena, reflejando
un 2057 con tecnología fácilmente reconocible pero un pasito extra adelantado
en el futuro; el padre de Faye, un científico afectado de Alzheimer, pero que
en sus momentos de lucidez aún demuestra la genialidad que una vez tuvo). Algo
claustrofóbico en su falta de escenarios exteriores, ocurriendo todo entre la
casa de O’Neill y el mismo laboratorio, y soltando la consabida e inevitable
jerga científica con el propósito de afianzar sus razonamientos, Ouroboros {nombre
del conocido símbolo de la serpiente curvada formando un círculo, mordiéndose
su propia cola} es una demostración de que la ciencia ficción a veces no se
precisa de grandes efectivismos para ser efectiva, evitando las aparatosidades
dentro de lo posible (la futura O’Neill, explicando que en realidad no ese es
su segundo viaje, ya que el primero tuvo un efecto imprevisto; el diseño de la
máquina, una versión muy remodelada de la que se ve en La Mosca [David
Cronenberg, 1986]; el maquillaje de Mercurio, retocado lo necesario para darle
apariencia de una Melby veinte años mayor: simple pero apañado). Un
cortometraje en el que ciencia, ciencia ficción y posible ciencia están juntas
y revueltas para dar un corto de correcta factura. Y los efectos especiales, vistosillos.
La Puntilla: Cuidado con jugar a los dados con el
universo. Nunca sabrás qué puede salir si haces una mala tirada.
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