Vista En: Cines Cinebox (Corvera), sábado 24 de
diciembre de 2005.
Título Original: Just Like Heaven.
Director: Mark Waters.
Guión: Peter Tolan y Leslie Dixon, basado en la
novela homónima Marc Lévy, publicada en 1999. Género: Comedia.
Música: Rolfe Kent. Fotografía: Daryn Obada.
Decorados: Barbara Haberecht. Vestuario: Sophie de Rakoffl.
Productoras: DreamWorks y Parkes+MacDonald Image Nation.
Presupuesto: ±58.000.000 $.
País: USA. Año: 2005. Duración: 95 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Mark Ruffalo
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David
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Reese Witherspoon
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Elizabeth
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Donal Logue
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Jack
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Dina Waters
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Abby
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Ben Shenkman
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Brett
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Jon Heder
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Darryl
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Ivana Milicevic
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Katrina
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Caroline Aaron
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Grace
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Rosalind Chao
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Fran
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Ron Canada
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Dr. Walsh
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Gabrielle Made
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Enfermera Maria
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William Caploe
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Enfermera Bill
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: David es un arquitecto solitario que se muda
a un nuevo piso, a la muerte, meses atrás, de su esposa. Su pacífica
convivencia cambia cuando descubre que la casa está encantada por el fantasma
de Elizabeth, la anterior inquilina, que pone su vida patas arriba. Un médium
le avisa que en realidad está en coma en un hospital, y que pronto va a ser
desconectada.
Crítica: El autor de Ponte en mi Lugar [2003] y Chicas
Malas [2004] para el lucimiento de Lindsay Lohan cambia de actriz pero no de
registro, sacando de la química de su improbable pareja protagonista todo
cuando hace falta para hacer que la historia arranque por si misma, en una
trama que no hace si no evocar a Ghost (Más Allá del Amor) [Jerry Zucker, 1990]
pero cambiando del drama a la comedia más divertida, con la que Mark Ruffalo
demuestra una vis cómica estupenda (David, intentando imitar las explicaciones
médicas de una fantasmal Elizabeth para decir a los demás lo que le pasó a una
persona que se ha desmayado; las primeras apariciones de Elizabeth, que va y viene
por la casa de David sin orden ni concierto: lo de la nevera es realmente
impagable; cierta visita al hospital de David y su amigo Jack, en el que la
película hace un interesante viraje de 180 grados sobre la auténtica relación
entre David y Elizabeth). Bonita en la fotografía y eficaz en la banda sonora,
secundarios de lo más divertidos como Jon Heder sirven para combinar lo
sobrenatural con lo romántico de una manera sencilla y sin excesivos líos,
sabiendo donde meter un cierto conflicto con tal de agilizar un guión al que su
vertiente bondadosa le puede y con ganas (la secuencia en la que Elizabeth
finalmente despierta, para decepción de un David al descubrir que ha perdido
todos sus recuerdos de su vida fantasmal; el intento de David de avisar a la hermana
de Elizabeth sobre la situación de ella: enésimo ejemplo de la incapacidad de
las personas de creer en lo sobrenatural). Pequeña en duración y ajustada en su
propósito, Ojalá Fuese Cierto es otra de tantas películas que versan sobre el
amor y el Más Allá, diseñada a la medida del clásico dicho del alma gemela, y
que en su última secuencia (como no podía ser de otro modo) las cosas quedan
atadas y bien atadas. Incluso en detalles tan simples como rozarse las manos.
La Puntilla: Lo malo de estas películas es que te inducen
a creer en el amor como algo que ocurre por si solo. Y eso nunca es así.
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