“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Cambiando de Colores...y Razas

CAMBIANDO DE COLORES...Y RAZAS


 Un inglés haciendo de un dios griego. Otro irlandés haciendo del mismo dios. Y un escocés, de dios egipcio, enfrentando a un danés que también hace de dios egipcio. Y ante ese panorama, es para fruncir el ceño y preguntar: “¿qué rayos es lo que pasa aquí?”. Pues que en el cine, como en la vida real fuera de él, los dioses no son si no proyecciones de la sociedad que los imagina y da forma, extrapolaciones a como nos gustaría que fuesen. Un dios sin atributos humanos es un dios al que difícilmente uno podría tener fe en él. De ahí que Sean Bean fuese Zeus en Percy Jackson y el Ladrón del Rayo [Chris Columbus, 2010], que Liam Neeson también diese vida a Zeus en Furia de Titanes [Louis Leterrier, 2010], y que Gerard Butler y Nikolaj Coster-Waldau se enfrenten en Dioses de Egipto [Alex Proyas, 2016]. Algo parecido recriminaba a Superman un enfadado y desmadradísimo Lex Luthor: «Dios es tribal. Dios se posiciona. Porque si es todopoderoso, no es todobondadoso, y si es todobondadoso no es todopoderoso. Y tú tres cuartos de lo mismo». Especie de generador de mitos modernos, el cine ha reemplazado a los antiguos cuentacuentos de pueblos y ciudades, a los trovadores de la Edad Media, para erigirse en una pantalla por la que la fe es mostrada a gusto del espectador. Solo que los dioses de pronto se vuelven demasiado variopintos, tal como se vio en Thor [Kenneth Branagh, 2011], donde entre los dioses de Asgard se podían ver a negros y asiáticos, en un innecesario retoque de corrección política. Invirtiendo la cita de la Biblia, Dios no nos hizo a su imagen y semejanza, si no que nosotros le hicimos como queríamos que fuese, tal como el resto de razas del mundo (griegos, hindúes, japoneses, polinesios, etc.) hizo mucho antes. Y el cine coge ese testigo para retratar a dioses parecidos a sus adoradores humanos. Porque, incluso en las películas, Dios sigue siendo tribal. Dios se sigue posicionando.

 Nº De Serie: NC/TCM/00077. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Miércoles, 22 de junio de 2016.

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