1960: EL FIN DE UN ACTO IMPENSABLE
Aunque cueste creerlo para las
generaciones posteriores a 1960, hasta ese año era una práctica aceptada quemar
copias de pelis antiguas y destruir los rollos de celuloide en que estaban
impresas, lo que pasaba por la más variada de las razones, desde la creencia de
que la película no merecía la pena o que era poco importante hasta dejar un
hueco a otras en un estante polvoriento. Un pensamiento clasista que se terminó
cuando se entendió que toda película era valiosa en si misma, y que se llevó a
su máxima expresión cuando en 1990 fue creada una organización, The Film
Foundation, para recuperar películas y restaurar sus negativos si estos estaban
dañados. La lista de creadores de esa organización es magna en palabras:
Stanley Kubrick, Robert Altman, Francis Ford Coppola, Clint Eastwood, George
Lucas, Sydney Pollack, Robert Redford, Woody Allen y Steven Spielberg. Un deber
autoimpuesto por los más grandes amantes del cine para los otros amantes del
cine, los espectadores, como una deuda pendiente por tanta destrucción pasada.
Dicho en otras palabras: tal y como en el año 391 d.C. pasó con la Biblioteca de
Alejandría, cuyo incendio privó a la humanidad de una serie de conocimientos
que tal vez jamás puedan recuperarse, el cine también tuvo su lobotomía
radical del cerebro. También tiene películas que o bien se encuentran aisladas
en algún rincón corroídas y muy deterioradas por el paso del tiempo, o bien
jamás serán recuperadas por no quedar copia alguna de ellas. Otra lamentable
evidencia de la necedad del ser humano a la hora de preservar su patrimonio
que, como un penitente que necesita de redención, busca restaurar el equilibro
y corregir la barbarie del pasado. Un trabajo arduo y difícil, pero cuyo premio
supera todo esfuerzo, ya que la recompensa es devolver lo perdido y que jamás
debió desvanecerse en el fuego más abrasador de cuantos existen: el de la
ignorancia.
Nº De Serie: NC/TCM/00058. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Viernes, 3 de junio de 2016.
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