“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Tan Fuerte Como el Eslabón más Débil

TAN FUERTE COMO EL ESLABÓN MÁS DÉBIL


 El amigo que resulta ser el gran enemigo, el extraño que parece un enemigo pero que acaba siendo el de mayor confianza, las muertes que luego no lo son tanto porque misteriosamente resucitan...Todo esto, y muchísimo más, forma parte del elemento crucial en la gestación de una película: el guión. Porqué, tal como acuñó allá por el siglo XVIII el escritor Thomas Reid, «una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil». Y precisamente es en el guión donde radica toda la fuerza y la debilidad de una película. Da igual cuanto dinero se tenga de inversión, el talento de su director o la categoría de su reparto, que si la historia no está a la altura, el fracaso estará asegurado. Y a la inversa, si se tiene un buen guión, importa poco que falte dinero y que los actores y el director sean poco conocidos, que el éxito será inevitable. Dos películas que ejemplifican el problema del guión son La Guerra de las Galaxias (que luego se renombraría como Star Wars, Episodio IV: Una Nueva Esperanza [George Lucas, 1977]), y John Carter [Andrew Stanton, 2012]. Las cifras lo confirman: la primera película costó 11 millones, recaudando los más que impresionantes 300 millones solo en USA; la segunda costó 263 millones, y todo cuanto logró recaudar fue de 73 millones en USA, con unas pérdidas que hicieron temblar a la mismísima casa Disney. Es algo instintivo, palpita muy dentro de nosotros, está ahí aunque no se vea: donde hay guión siempre habrá ingenio, y donde hay ingenio, habrá éxito. De no ser así, todo cuanto queda es una duradera y vergonzosa infamia. Descalabros como Waterworld [Kevin Reynolds, 1995] o Tomorrowland [Brad Bird, 2015] son casos de películas con un guión de nula solidez, cuya apuesta por el simple espectáculo sin más historia las convierte en las antítesis del cine. Sin un libreto, la película carece de corazón. Y nadie puede vivir sin corazón. “A las pruebas me remito, señoría”. 

 Nº De Serie: NC/TCM/00022. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Viernes, 11 de marzo de 2016.

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