Vista En: Gnula.nu, miércoles 8 de noviembre de 2017.
Título Original: Jason Goes to Hell: The Final Friday.
Director: Adam Marcus.
Guión: Dean Lorey y Jay Huguely, basado en una
historia original de Adam Marcus y Jay Huguely. Género: Terror.
Música: Harry Manfredini. Fotografía: Bill Dill.
Decorados: Natalie Pope. Vestuario: Julie Rae Engelsman.
Productoras: New Line Cinema y Sean S. Cunningham Films.
Presupuesto: ±3.000.000 $.
País: USA. Año: 1993. Duración: 87 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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John D. LeMay
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Steven Freeman
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Kari Keegan
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Jessica Kimble
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Steven Williams
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Creighton Duke
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Steven Culp
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Robert Campbell
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Erin Gray
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Diana Kimble
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Rusty Schwimmer
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Joey B.
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Leslie Jordan
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Shelby
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Billy Green Bush
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Sheriff Ed Landis
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Kipp Marcus
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Oficial Randy Parker
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Richard Gant
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Phil el forense
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Andrew Bloch
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Josh
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Kane Hodder
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Jason Voorhees
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Un equipo de comandos dirigidos por Creighton
Duke consigue abatir a Jason Voorhees en Crystal Lake, desmembrándolo gracias a
un fuego de mortero. Pero durante la autopsia, su forense es poseído por su
espíritu y comienza a matar de nuevo en busca del modo de recuperar su cuerpo.
Para eso se afanará en dar con su hermana desaparecida y su sobrina.
Crítica: Bodrio insufrible que en realidad lo que hace
es una copia/plagio de la trama principal de Shocker, 100000 Voltios de Terror
[Wes Craven, 1988], funcionando en los niveles de la serie Z más desastrosa
para erigirse en una oda a la asepsia y letargia más apáticas del séptimo arte,
cuyo reparto ofrece momentos donde el sentido común estalla por los aires (Joey
B, enseñando a sus cocineros como hay que preparar una hamburguesa al estilo Jason:
decir demencial es quedarse muy corto; la capacidad de Jason de ir cambiando de
un cuerpo a otro, en la búsqueda de recuperar el suyo propio, salvando las
distancias y no mucho un reciclaje del Horace Pinker del film de Craven pero
decididamente más cutre; la pose socarrona/chulesca de Creighton Duke, un
Steven Williams pasándoselo en grande, consciente 100% del tipo de película en
la que se ha metido). Dejándose en casa la inteligencia y brillantez de un
guión del que sacar el mejor provecho posible, y apostando sobre seguro por la
ruindad como factor determinante, la ópera prima de Adam Marcus es una galería
de horrores que espantan por la falta de virtudes y la acumulación de defectos,
soterrándola a muchos metros de profundidad (Steven Culp, capaz de ser más
interesante como un impresentable presentador de programas de TV que como uno
de los diversos alter egos de Jason; el inicio, con una guapa Julie Michaels
como perfecta víctima propiciatoria con desnudo incluido para el deleite del
personal; el tema de la hermana de Jason Voorhees, algo que es totalmente
inédito en la saga, pero que se antoja copiado de la de Michael Myers sin pudor
alguno: ¿hacía falta?). A base de repugnancia pura y dura con instantes
ofensivos (la autopsia), Viernes 13. El Final: Jason se va al Infierno se alza
como una majadería a máxima potencia. Y lo del sus últimos segundos finales,
haciendo guiño a otro famoso slasher, es de no creérselo.
La Puntilla: Es fascinante ver como el guión copia a otros, pero el resultado es mucho peor que cuando lo usaron la primera vez.
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