Vista En: Tele 5, viernes 21 de agosto de 1998.
Título Original: Virtuosity.
Director: Brett Leonard.
Guión: Eric Bernt. Género: Ciencia Ficción.
Música: Christopher Young. Fotografía: Gale Tattersall.
Decorados: Jay Hart. Vestuario: Francine Jamison-Tanchuck.
Productoras: Paramount Pictures. Presupuesto: ±30.000.000 $.
País: USA. Año: 1995. Duración: 106 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Denzel Washington
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Parker Barnes
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Kelly Lynch
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Madison Carter
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Russell Crowe
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SID 6.7
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Stephen Spinella
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Darrel Lindenmeyer
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William Forsythe
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William Cochran
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Louise Fletcher
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Elizabeth Deane
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William Fichtner
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William Wallace
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Costas Mandylor
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John Donovan
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Kevin J. O'Connor
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Clyde Reilly
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Kaley Cuoco
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Karin Carter
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Christopher Murray
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Matthew Grimes
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Heidi Schanz
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Sheila 3.2
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Parker Barnes, un ex policía encarcelado por
matar al terrorista político Matthew Grimes después de que éste matase a su
mujer y a su hija, es puesto en libertad para capturar a SID 6.7, una
simulación de asesino en serie de la realidad virtual que ha escapado al mundo
real y que, con el perfil de doscientos asesinos en su interior, se dedica a
matar por placer.
Crítica: El realizador de El Cortador de Cesped [1992]
y Asesino del Mas Allá [1995] juega a mezclar el elemento cibernético de la
primera con el criminal de la segunda, resultando una variante un tanto
peculiar del típico relato de policías y asesinos que teoriza sobre futuros
cercanos tecnificados y que se va sosteniendo únicamente por el duelo que se
establece entre sus dos protas, un más que convincente Denzel Washington y un
Russell Crowe que se pasa la película cometido una sobreactuación tras otra,
encarnando a un villano que a veces parece una copia infame del T-1000 que
interpretó Robert Patrick en Terminator 2: El Juicio Final [James Cameron,
1991] (Sid, recuperándose de sus heridas a base de consumir cristales,
regenerando así sus partes dañadas; las distintas persecuciones entre Barnes y
Sid, especialmente la del metro, a la que no le faltan acción ni otros momentos
de tensión; Sid, en una tienda de electrónica, sintonizando todas las pantallas
para que le enfoquen a él: la cara de sádico placer de Crowe delata lo bien que
se lo pasa siendo el malo). Descartando elementos interesantes en pos de una
simple rutina de asesinos y policías pero jugando con algunos toques de ciencia
ficción, secundarios al estilo de Louise Fletcher o de Stephen Spinella
intentan sin éxito meter algo más de trama y personalidad a una película
entretenida pero lejos de lo que podría haber alcanzado, jugando a las trampas
menos esperadas (el momento en el que una escena se repite súbitamente, solo
para revelar que la cosa no es como parece; Lindenmeyer, una especie de Victor
Frankenstein moderno obsesionado con su ‘perfecta creación’; Kelly Lynch, cuyo
papel no va mucho más allá de lucimientos físicos). Virtuosity, en su acabado
final, se deja ver como un telefilme de fin de semana, entretenido y que cumple
sus promesas pero que tampoco resulta especialmente virtuoso. Irónicamente.
La Puntilla: Hay que ser cretino: ¿quién puñetas querría
crear a un tío como Sid 6.7, con semejante perfil de personalidad?.
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