Vista En: Cines Marta & María (Avilés), jueves 10
de julio de 2003.
Título Original: Vampires: Los Muertos.
Director: Tommy Lee Wallace.
Guión: Tommy Lee Wallace. Género: Terror.
Música: Brian Tyler. Fotografía: Henner Hofmann.
Decorados: Tomas Rodríguez Tovar. Vestuario: Ruth Zermeño.
Productoras: Screen Gems y Storm King Productions.
Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 2002. Duración: 93 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Jon Bon Jovi
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Derek Bliss
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Cristián de la Fuente
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Padre Rodrigo
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Natasha Gregson Wagner
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Zoey
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Arly Jover
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Una
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Darius McCrary
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Ray Collins
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Diego Luna
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Sancho
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Anilú Pardo
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Enfermera Lupe
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Honorato Magaloni
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Anciano
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Javier Grajeda
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Brody
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Antonio Muñiz
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Jesse Brooks
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Gabriel Casanova
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Sacerdote
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Enrique Munoz
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Portero
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Derek Bliss es un cazavampiros que viaja por
Texas de pueblo en pueblo matando chupasangres. Después de su último trabajo se
encuentra con Una, una jefa vampiro que extermina a los curas de un pequeño
convento en busca de una cruz que le permita caminar a la luz el día, por lo
que Bliss recluta un pequeño equipo para impedir que Una se haga con ella.
Crítica: Decepcionante y chafardera secuela de
Vampiros, de John Carpenter [1998] que cambia totalmente de reparto y
protagonista para ofrecer un show deleznable y del todo incompetente gracias a
la trasnochada pose de un Bon Jovi al que no hay forma de moverle ni un pelo de
la cabeza ni a martillazos, con algún rostro conocido buscando en vano salir
del pozo de la mediocridad (Darius McCrary, o el juvenil Eddie Winslow de Cosas
de Casa [1989] dando fe de que sus días de gloria son cosa del pasado; Derek
Bliss, un cazavampiros al que “aburrido” y “aséptico” se le quedan muy cortos;
Rodrigo, un sacerdote que intenta dar un punto divertido a la película, solo
para ir directo al limbo de la mediocridad). Conectada por la mínima con la
película original y con un ritmo flojo renqueante que asusta, el perpetrador de
Halloween III: El Día de la Bruja [1983] y de la escalofriante miniserie It
[1990] dirige un espectáculo arrastrado por el fango, cuya ambientación
mexicana se va por la rutina de lo deslustrado y con una falta de fuerza que se
hace eterna en lo escueto de su duración (Una, una vampiresa que más bien
parece un fantasma por gestos y movimientos: ¿y esta es la misma rubita que
mataba junto a Deacon Frost en Blade [Stephen Norrington, 1998]?; Zoey, o una
víctima de vampirismo cuyo tratamiento es casi un calco de la Karen Jensen
encarnada por Sanaa Lathan del film de Norrington; Bliss, a punto de salir del
aseo de un bar, lanzando un kleenex a la papelera sin saber lo que está pasando
en el local). Metiendo un buen cúmulo de secuencias más dadas al ridículo que a
otra cosa, Vampiros: Los Muertos es una tropelía en do mayor impresentable en
grado sumo (Bliss y su charla en un parque, junto a una parada de bus; su
escena final, digna de un anuncio de Ray-Ban), y que se alza no solo como algo
innecesaria si no que lanza la pregunta de quién pudo pensar que sería buena
idea producirla.
La Puntilla: ¿Bon Jovi metido a cazavampiros?. Pues que
cante. Fijo que los vampiros se suicidan antes de acabar la primera canción.
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