Vista En: Cines Almirante (Avilés), lunes 18 de febrero
de 2002.
Título Original: Vidocq.
Director: Pitof.
Guión: Pitof y Jean-Christophe Grangé. Género: Intriga.
Música: Bruno Coulais. Fotografía: Jean-Pierre Sauvaire y Jean-Claude Thibaut.
Decorados: Fabien Belinguier, Françoise Benoît-Fresco y
Jean Rabasse. Vestuario: Carine Sarfati.
Productoras: RF2K Productions, StudioCanal, TF1 Films
Production, Canal+ y Centre National de la Cinématographie.
Presupuesto: ±152.000.000 ₣ (±22.170.000 €/±22.140.000 $).
País: Francia. Año: 2001. Duración: 98 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Gérard Depardieu
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Vidocq
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Guillaume Canet
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Etienne Boisset
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Inés Sastre
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Préah
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André Dussollier
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Lautrennes
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Edith Scob
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Sylvia
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Moussa Maaskri
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Nimier
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Jean-Pierre Gos
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Tauzet
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Isabelle Renauld
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Marine Lafitte
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Jean-Pol Dubois
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Belmont
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André Penvern
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Veraldi
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Gilles Arbona
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Lafitte
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Jean-Marc Thibault
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Leviner
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En el París de 1830, Vidocq es un detective
que súbitamente es dado por muerto en extrañas circunstancias. Intentando
esclarecer los hechos su biógrafo oficial, Etienne Boisset, inicia una
investigación por su cuenta en busca de la verdad, encontrándose con que Vidocq
estaba sobre la pista de un enigmático y a la vez peligroso personaje, llamado
El Alquimista.
Crítica: Ópera primera de Jean-Christophe Comar,
conocido como Pitof, que partiendo de un personaje real toma a éste en un
entramado digno del mejor Sherlock Holmes pasado por el tamiz de la Francia de
la tercera década del siglo XIX, contando para la ocasión con un magnífico
aunque algo desbordado por los kilos Gerard Depardieu, y un jovencísimo
Guillaume Canet como hilo conductor de la historia, tirando así mismo de la
técnica usada en Ciudadano Kane [Orson Welles, 1941] como elemento narrativo
(Boisset, entrevistando a varios personajes próximos a Vidocq, intentando unir
las piezas que formaron los días previos a su muerte: su progresiva fascinación
y obsesión hacia él es palpable; las muertes de algunos personajes, de una
espectacularidad rayana en la ciencia ficción tanto en el modo como en la
forma: la del rayo se basta y sobra para limitar lo sobrenatural;
Eugène-François Vidocq {1775-1857}, un tipo con una trayectoria tan jugosa e
interesante que por si sola merecería un biopic sin necesidad de efectismos
detectivescos). Malsanamente atmosférica de principio a fin del relato, gracias
a una bien diseñada y ejecutada puesta en escena como a una cámara que juega
una y otra vez con los planos, Vidocq es una película muy entretenida a medio
camino entre aventura e intriga con algún que otro hallazgo de lo más
agradecido, y un villano a la altura de las circunstancias, que deja algunas
secuencias muy inspiradas (el prólogo, en el que Vidocq se ve las caras con su
archinémesis: un combate de primera; Inés Sastre como una amiga de Vidocq:
enigmática, sensual, una auténtica delicia en pantalla; el laboratorio de Vidocq, un homenaje al detective londinense surgido de la mente de Arthur Conan
Doyle). Una película que sin llegar a los niveles que podría haber alcanzado,
sí se erige como una fiesta a los sentidos en todo momento. Y el final,
sencillamente a la altura de lo esperado.
La Puntilla: Hay personas reales que parecen personajes de
ficción. Lástima que muchos no reciban el reconocimiento que merecen.
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