Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), sábado 9 de
septiembre de 2017.
Título Original: Estiu 1993.
Directora: Carla Simón Pipó.
Guión: Carla Simón Pipó. Género: Drama.
Música: Pau Boïgues y Ernest Pipó. Fotografía: Santiago Racaj.
Decorados: Marta Bazaco. Vestuario: Anna Aguilà.
Productoras: Avalon, Institut Català de les Empreses
Culturals, Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales,
Fundación SGAE, Inicia Films, Media, Producciones Cinematográficas Cima,
Sources 2 y Televisión Española.
Presupuesto: ±960.000 € (±1.055.000 $).
País: España. Año: 2017. Duración: 96 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Laia Artigas
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Frida
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Paula Robles
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Anna
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Bruna Cusí
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Marga
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David Verdaguer
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Esteve
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Fermí Reixach
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Abuelo
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Isabel Rocatti
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Abuela
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Montse Sanz
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Lola
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Berta Pipó
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Tía Ángela
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Etna Campillo
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Irene
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Paula Blanco
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Cesca
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Quimet Pla
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Gabriel
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En 1993, Frida es una niña pequeña que debe
mudarse a casa de sus tíos en su casa del campo a las afueras de Barcelona,
tras el fallecimiento de su madre. Pero a sus seis años de edad, la niña
encuentra difícil adaptarse al nuevo entorno, al mismo tiempo que le cuesta
olvidar a su madre y que la familia aún está de duelo debido a la enfermedad
que la mató.
Crítica: Autora de cortometrajes como Lipstick [2013]
y Las Pequeñas Cosas [2015], Carla Simón Pipó da el salto a la gran pantalla
mediante una película autobiográfica contada a través de los ojos de la
debutante Laia Artigas, que lleva ella sola el peso narrativo y emocional de un
trabajo que mantiene en el aire la mayoría de sus recovecos, haciendo de los
adultos meros accesorios satelitales, a destacar entre ellos una estupenda
Bruna Cursí (cada una de las lánguidas y silenciosas miradas de Frida, que
dejan entrever su dolor interior mejor que sus parcas palabras por una
situación que no acaba de entender y que nadie le explica; su relación con su
prima menor Anna, entre divertida, perversa y encantadora, reflejando las
dualidades de la mentalidad infantil; las reuniones familiares, que tímidamente
desgranan poco a poco lo que pasó realmente). Prescindiendo de banda sonora
excepto en los créditos finales y dejando que la fotografía se apodere de su
duración por lo intimista de sus parajes, Verano 1993 apunta maneras al estilo
de El Espíritu de la Colmena [Víctor Erice, 1973] y Cría Cuervos [Carlos Saura,
1976] en cuanto a centrarse exclusivamente en su juvenil protagonista, dejando
que ella sea la que lleve la voz cantante (el accidente de Frida jugando en un
parque, que desata el miedo de la madre de otra niña que jugaba con ella, dando
a intuir que hay más de lo que parece; la visita de la familia, con dos
secundarios Reixach y Rocatti que están realmente formidables; el hallazgo, por
parte de la niña, de una efigie de la virgen: sus posteriores visitas son
conmovedoras). Si bien adolece de cierta lentitud así como de detalles que se
quedan descuidados y un tanto flojos (la mayoría de adultos, enfrascados en sus
propios mundos), el film se salva, irónicamente, por la fuerza actoral de sus
dos intérpretes más jóvenes, capaces de dar consistencia y solidez. Un film muy
correcto.
La Puntilla: ¿Tanto cuesta explicar a un niño el porqué
pasan cosas malas?. ¿O los adultos, de tan traumatizados que están, no saben
hacerlo?.
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