Vista En: Youtube, domingo 8 de enero de 2017.
Título Original: Dressed to Kill.
Director: Roy William Neill.
Guión: Leonard Lee, inspirado en el relato corto Los
Seis Napoleones, de Arthur Conan Doyle, publicado en 1903, adaptado por Frank
Gruber. Género: Intriga.
Música: Milton Rosen. Fotografía: Maury Gertsman.
Decorados: R.A. Gausman y E.R. Robinson. Vestuario: Vera West.
Productora: Universal Pictures. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 1946. Duración: 72 minutos. B/N.
Reparto:
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Personajes:
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Basil Rathbone
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Sherlock Holmes
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Nigel Bruce
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Dr. John Watson
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Patricia Morison
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Sra. Hilda Courtney
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Edmond Breon
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Julian ‘Stinky’ Emery
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Frederic Worlock
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Coronel Cavanaugh
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Carl Harbord
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Inspector Hopkins
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Patricia Cameron
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Evelyn Clifford
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Holmes Herbert
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Ebenezer Crabtree
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Harry Cording
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Hamid
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Leyland Hodgson
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Guía Turístico
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Mary Gordon
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Sra. Hudson
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Ian Wolfe
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Comisionado
de Scotland Yard
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Sherlock Holmes y el Dr. Watson deben
encontrar tres pequeñas cajas de música realizadas en prisión, después que una
de ellas fuese robada y su dueño asesinado. Trabajando junto al Inspector
Hopkins, Holmes busca las cajas en la creencia de que las tres llevan en su
interior la clave para dar con unas planchas del banco de Inglaterra para
imprimir billetes.
Crítica: Décimo cuarta entrega de las aventuras de
Sherlock Holmes liderada por Basil Rathbone y su sempiterno Nigel Bruce a su
lado, en una trama que en principio parece interesante aunque luego revela su
cierto parecido con La Perla Maldita [Neill, 1944], y en la que el Inspector
Lestrade es reemplazado por un nuevo personaje cuya participación se deja ver
pero tampoco destaca demasiado (el inicio en la cárcel, en el que uno de los
reclusos le comenta a otro su no deseo de colaborar con la justicia, mientras
se están haciendo las cajas de música; Patricia Morison, o la tercera villana a
lo largo de la saga, un hallazgo que hereda para bien la estela de Gale
Sondergaard y Hillary Brooke en cuanto a mujeres refinadas pero perversas: una
pena que el guión la haga una comparsa de sus dos compinches y no la cerebro de
la trama: la subasta, una escena que acaba aburriendo ante la falta de
movimiento). Sin aportar ni un ápice de novedad más allá de Carl Harbord, todo
lo demás se mantiene en sus trece para confeccionar un largometraje sencillo y
un tanto simplón en ocasiones, en el que a veces la situación acaba por ser
algo difícil de creer (el momento en el que Holmes, capturado por los malos, se
libra de la muerte: el manera en que lo hace y el encuadre de la cámara hacen
improbable que a sus 54 años Rathbone posea tal agilidad; la visita de Hilda y
el coronel a una juguetería, solo para darse cuenta de que han llegado tarde;
Watson, por una vez ayudando al caso más que entorpeciendo, aunque solo por
mera chiripa). Elegante en el su vestuario, sobretodo en Patricia Morison, y
con alguna que otra secuencia que empieza bien y acaba peor o mantiene un
cierto enigma (Holmes, buscando ayuda con una canción; Courtney, buscando robar
una de las cajas usando sus dotes seductoras), Vestida para Matar no es redonda
del todo en su acabado, pero sí lo bastante decente para ser muy pasable.
La Puntilla: Que pena que con lo bien que empezaba, al
final solo parece un sucedáneo de otra anterior. Eso nunca es un punto a su
favor.
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