Vista En: Cines Marta & María (Avilés), jueves 15
de julio de 1999.
Título Original: Vampires.
Director: John Carpenter.
Guión: Don Jakoby, basado en la novela Vampiros
S.A., de John Steakley, publicada en 1991. Género: Terror.
Música: John Carpenter. Fotografía: Gary B. Kibbe.
Decorados: David Schlesinger. Vestuario: Robin Michel Bush.
Productoras: Film Office, Largo Entertainment, Spooky
Tooth Productions, Storm King Productions y JVC Entertainment Networks.
Presupuesto: ±20.000.000 $.
Países: USA y Japón. Año: 1998. Duración: 108 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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James Woods
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Jack Crow
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Daniel Baldwin
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Anthony Montoya
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Sheryl Lee
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Katrina
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Thomas Ian Griffith
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Jan Valek
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Maximilian Schell
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Cardenal Alba
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Tim Guinee
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Padre Adam Guiteau
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Mark Boone Junior
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Catlin
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Gregory Sierra
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Padre Giovanni
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Cary-Hiroyuki Tagawa
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David Deyo
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Thomas Rosales
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Ortega
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Henry Kingi
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Anthony
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David Rowden
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Bambi
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Jack Crow, el jefe de un equipo de
cazavampiros que trabaja a sueldo del Vaticano, debe enfrentarse contra Jan
Valek, un vampiro quien ha acabado con sus amigos en venganza por matar a parte
de los suyos. Junto a Montoya, el padre Guiteau y una prostituta mordida, Crow
intenta descifrar el plan de Valek y dar con él antes de que consiga llevarlos
a cabo.
Crítica: El maestro del cine de terror responsable de
La Cosa [1982] y otras como El Príncipe de las Tinieblas [1987] realiza una
anhelada incursión en el género de los chupasangres para meter una potente
dosis de acción y terror con no pocas gotas de comedia, a la sazón de un James
Woods en otra de sus brillantes y rematadamente geniales interpretaciones
(Crow, preguntándole a un atónito Padre Guiteau si se ha puesto erecto tras
exterminar a un par de vampiros; el retrato de éstos, unos psicópatas que pasan
de posmodernidades y de poses a lo dandy para ejercer de verdaderos
depredadores de humanos: lo de no dormir en ataúdes es un puntazo; el inicio,
donde Crow y su equipo se lo pasan de fábula yendo de caza: un aviso muy
certero de por donde irán los tiros). Genial en el guión como excepcional en el
elenco de secundarios, Vampiros, de John Carpenter es una oferta irresistible
que derrocha ritmo y mala baba pese a que comparte la trama principal, salvando
distancias, con Blade [Stephen Norrington, 1998], convirtiendo el film casi en
una suerte de western del siglo XX (la acción, sita en una Texas vampíricamente
peligrosa, con unos cazavampiros que bien parecen una panda de vaqueros
modernos; la secuencia en la que la prostituta Katrina recibe el mordisco de
Valek, otro puntazo genial por demostrar que no solo viven de chupar cuellos;
Montoya, un Daniel Baldwin que se convierte en el gran Talón de Aquiles de la
película: sencillamente no tiene el carisma de su hermano Alec). Impecable en
la labor de Maximiliam Schell y Thomas Ian Griffith, sin olvidar la parte de
Carpenter no como director si no como compositor (muy loable), el largometraje
aporta un valiosísimo granito de arena por su sui generis revisión del mito,
olvidando los amoríos en pos de una acción pura y despiadada (las visiones de
Katrina). Un festín de sangre y humor, envuelto en el paquete de la excelencia.
La Puntilla: Ni Gary Oldman ni Tom Cruise ni leches en
vinagre: Thomas Ian Griffith. Por fin un auténtico vampiro como Dios manda.
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