Vista En: Youtube, martes 18 de abril de 2017.
Título Original: Dreammaker.
Director: Leszek Plichta.
Guión: Leszek Plichta y Dominik Steffan. Género: Animación.
Música: David Christiansen. Dirección Artística: [Desconocido].
Productora: Filmakademie Baden-Württemberg.
Presupuesto: [Desconocido].
País: Alemania. Año: 2007. Duración: 13 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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Tom Zahner
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Fabricante de sueños
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Onni Pohl
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Asistenta
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Antaño famoso y aclamado por la gente por su
trabajo, el ahora envejecido y huraño Fabricante de Sueños vive solo y retirado
en su casa, en busca de crear un sueño que sea perfecto y muy especial. Pero su
día a día de experimentos se ve trastocado por la llegada de una joven
asistenta que se pone a trabajar para él, y que le cambiará aún sin
pretenderlo.
Crítica: Relato ambientado en la Edad Media con un
algo excéntrico acabado en los efectos visuales para recrear tanto a los
personajes como el entorno en el que se mueven, con uno o dos detalles curiosos
que recuerdan otros cortos como Un Duelo entre Caballeros [Sean McNally y
Francisco Ruiz, 2006], que mantiene sus claves en un tono siempre correcto y
sobrio, sin llegar nunca al límite de sus posibilidades pero tampoco
desperdiciando las que usa (el hecho de que la asistenta del Fabricante de
Sueños no habla, igual que la dama de alta sociedad del corto de McNally y
Ruiz, expresándose mejor con gruñidos, refunfuños y miradas que no con
palabras; el Fabricante, un anciano al que la amargura y la decrepitud han
carcomido por dentro hasta hacer de él un ser rayano en lo despreciable; la chica,
sorprendida por la reacción de él ante un accidente en el que queda estropeado
uno de sus dibujos). Relato acerca de la pérdida, la tragedia, el amor y la
amistad a partes iguales, el Fabricante de Sueños es una micro-película cuyo
guión tiene algún que otro tópico en su entramado sin que ello sea un defecto
reseñable, y que avanza sin prisa pero sin pausa hasta llegar a un clímax donde
se traza la raya entre la importancia de los sueños y de la realidad, con
detalles dejados a la muy fácil intuición (el plano de un árbol, con algo de
madera a su lado: su sola visión lo explica todo en apenas una fracción de
segundo; el aspecto del Fabricante de Sueños y su asistenta, él con la cabeza
desproporcionadamente grande y ella con los ojos en exceso saltones: ¿seguro
que midieron bien las dimensiones de ambos personajes?; el Fabricante, logando
su objetivo solo para darse cuenta de que tal vez haya algo mejor). Un
cortometraje entrañable a pesar de todo y algo colorido a veces, cuya historia
se basta y sobra para dar una pequeña lección de como los actos sencillos y
pequeños tienen grandes consecuencias.
La Puntilla: Todos alguna vez tenemos motivos para ceder
ante la amargura. La clave está en encontrar motivos para no hacerlo.
Mi
Valoración
★★★★★
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