Vista En: Youtube, jueves 7 de diciembre de 2017.
Título Original: Memoires Vives.
Director: Fabrice Mathieu.
Guión: Fabrice Mathieu y Philippe Giai-Miniet. Género: Fantástico.
Música: Estelle Boulanger. Fotografía: Vincent Valade.
Decorados: Daniel Baillargeon. Vestuario: Michel Blancard y Monica Mucha.
Productoras: Theátre du Mantois y La Bouée Bleue.
Presupuesto: [Desconocido].
País: Francia. Año: 2012. Duración: 13 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Philippe
Giai
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Miniet Philippe Cassin
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Philippe Cassin es un hombre que está en el
hospital aquejado de una enfermedad. Después de morir súbitamente, de repente
se encuentra a si mismo metido en una barca por una especie de canal
artificial, que sirve a modo de inicio para un viaje por el Más Allá en el que
se encuentra un lugar enigmático, habitado por seres de apariencia un tanto
inquietante.
Crítica: Extraña y muy bizarra mini-producción que en
realidad solo es una exposición y homenaje al artista francés Marc Giai-Miniet,
en que el autor de Las Malas Semillas [1995] y el corto En la Sombra [2011]
hace lo que puede a fin de darle entidad a una historia carente de ella,
luciendo en todo momento una pátina amateur y de poco refinamiento que se
percibe a lo largo y ancho de todo su escaso metraje (la interacción entre
Cassin y todo el entorno que le rodea, incluyendo el mismo hospital: se nota a
la legua que es una pantalla verde y que en realidad no está donde parece que
está; la ausencia de hasta el mínimo diálogo, dejando todo el trabajo a las
imágenes que Mathieu se va sacando de la manga; la susodicha descripción del
Más Allá, una mezcla entre el escultor suizo H.R. Giger y el pintor polaco
Zdzisław Beksiński, un sitio que está totalmente industrializado y poblado por
criaturas de aspecto terrible). Carente de mucho interés salvo por cierto
detalle final y con una fotografía y banda sonora que tampoco llegan nunca a la
altura de lo esperado {cuando no son inexistentes sin más}, Memorias Vivas
carece de la fuerza necesaria para escaparse de la sombra de la mediocridad,
quedándose en un relato con un punto incómodo y otro mucho más pesadillesco (el
principio, con Bassin en el hospital: ¿hacía falta que su muerte fuese tan
desagradable y agónica, si con el pitido del electrocardiograma ya hubiese
bastado?; una máquina, lanzando un rayo que “desdobla” a Cassin, una cosa que
parece interesante pero a la que se la despacha ipso facto; el plano final,
heredero y moroso de En Busca del Arca Perdida [Steven Spielberg, 1981]: un
largo zoom en panorámica para dar mucho en qué pensar). Un proyecto paupérrimo
en medios y en resultado final, que convierte 11 minutos {más dos de créditos
finales} en un teorema sobre el Más Allá donde hasta los libros no son lo que
parecen. Muy cutre.
La Puntilla: Basarte únicamente en el trabajo de un
artista es igual a bailar con un edificio: una pérdida de tiempo.
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