Vista En: Youtube, martes 5 de septiembre de 2017.
Título Original: Imagine.
Director: Carl Mason.
Guión: John F. McDonald. Género: Drama.
Música: Barbara De Biasi. Fotografía: Jack Shelbourn.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: Helena Trabar.
Productora: Carl Lewis Films. Presupuesto: [Desconocido].
País: Reino Unido. Año: 2015. Duración: 9 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Maisy Nixon
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Millie
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Claire Whitelock
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Mamá
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Dan Burman
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Papá
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Tim Dalgleish
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Doctor
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Millie
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Price
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Ana Diego
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Profesora
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Holly Hall
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Ayudante de profesora
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Emma Price
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Enfermera
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Millie es una niña que a los tres años de
edad es diagnosticada de Niemann-Pick tipo C, un raro trastorno genético
neurodegenerativo que le irá privando de sus funciones motoras y mentales de
forma progresiva. A sus diez años, Millie se esfuerza en ser como el resto de
niños, pero conforme la enfermedad avanza sus padres buscan algún remedio para
curarla.
Crítica: Debut en solitario de Carl Mason como
director, después de Querida May [co-dirigida con Lewis Thompson, 2014], en un
trabajo precioso pero a la vez terrible el que se mete a fondo tanto en el
siempre controvertido tema de las llamadas enfermedades raras como en el de
éstas cuando son los niños las víctimas de dichas dolencias, evitando cualquier
atisbo de escabrosidad a base de un pequeño relato que parte desde la más
tierna inocencia para dar a conocer la Niemann-Pick tipo C (la narración en off
de Millie, una niña vital y optimista aquejada de un mal que sus sobrepasados
padres no le han sabido explicar en toda su extensión; ambos, en la cama,
discutiendo sobre viajar a Estados Unidos en busca de un tratamiento
experimental: la esperanza contra la más negra aceptación; el doctor,
explicándoles a éstos el número de casos detectados a nivel nacional y mundial:
una rareza tan escasa en porcentajes que carece de medios para ser estudiada y
atajada). Apelando al corazón y a un tono marcadamente dramático y algo moroso,
Mi Nombre es Millie mete el dedo en la llaga hasta el nudillo a la hora de
exponer lo que supone vivir con una espada de Damocles sobre la cabeza, presa
de algo que la ciencia médica puede diagnosticar pero no curar (la frase «Hola,
soy Millie. Tengo 10 años», repetida varias veces pero subiendo el tono trágico
a cada una de ellas; los créditos finales, donde aparecen niños reales
aquejados del mismo mal: una simple mirada de uno de ellos es devastadora en
sus implicaciones; Millie y su sueño de ser bailarina de ballet, una ilusión
compartida con miles o millones de niñas en el mundo, pero que se convierte en
algo mucho más simbólico). Un cortometraje-denuncia precioso y preciosista a
pesar de la temática que trata, impresionante en el trabajo de su debutante
Maisy Nixon como mucho más correcto en el resto del plantel. Mínimo, sí, pero
también tremendo.
La Puntilla: Pocas cosas destrozan tanto el corazón como
los ojos de un niño al que una enfermedad le arrebata el alma.
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