Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), sábado 20 de mayo
de 2017.
Título Original: Kazoku wa Tsuraiyo [N. del T.: What a
Wonderful Family!].
Director: Yôji Yamada.
Guión: Yôji Yamada y Emiko Hiramatsu. Género: Comedia.
Música: Joe Higaishi. Fotografía: Shinji Chikamori.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: [Desconocido].
Productoras: Asahi Broadcasting Corporation, Hakuhodo DY
Media Partners, Hakuhodo, Hokkaido Television Broadcasting Co., Kinoshita
Komuten, Kyushu Asahi Broadcasting Co., TV Asahi, Kôdansha, Nagoya Broadcasting
Network, Nippon Shuppan Hanbai (Nippan) K.K., Gyao, Shochiku Company, Shôchiku
Broadcasting Co. y The Yomiuri Shimbun. Presupuesto: [Desconocido].
País: Japón. Año: 2016. Duración: 108 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Isao Hashizume
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Shuzo Hirata
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Kazuko Yoshiyuki
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Tomiko Hirata
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Masahiko Nishimura
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Konosuke Hirata
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Yui Natsukawa
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Fumie Hirata
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Shozo Hayashiya
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Taizo Kanai
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Tomoko Nakajima
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Shigeko Kanai
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Satoshi Tsumabuki
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Shota Hirata
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Takanosuke Nakamura
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Kenichi Hirata
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Ayumu Maruyama
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Nobusuke Hirata
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Yu Aoi
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Noriko Mamiya
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Nenji Kobayashi
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Numata
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Jun Fubuki
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Kayo
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Shuzo y Tomito Hirata son un matrimonio que
están a punto de celebrar las bodas de oro, para alegría del resto de su
familia. Pero cuando él le pregunta qué clase de regalo quiere que le haga para
el aniversario, ella le hace una sorprendente petición: que le firme los
papeles de divorcio, lo que progresivamente provoca el caos y la estupefacción
en la familia.
Crítica: El realizador de Cuentos de Tokio [2013] así
como de la saga de 35 títulos sobre el simpático vendedor ambulante Torajiro
Kuruma (entre 1971 y 1995) hace un ejercicio de introspección familiar con
muchos elementos de comedia y otros tantos de cultura nipona, erigiéndose como
un contrapunto oriental a la forma occidental de ver el divorcio pero también
con un montón de tramas secundarias que son igualmente importantes y cuya unión
entre si dan una estupendo mirada sobre su forma de pensar y actuar (la
relación de Taizo y Fumie, el primero un marido mantenido por su mujer y amante
de las antigüedades, y la segunda una neurótica siempre metida en broncas con
su marido; el encuentro entre Noriko y Shota en un teatro, sorprendidos por uno
de los guardas cuando sencillamente se estaban abrazando, una puntilla de lo
reservados que son los japoneses para expresar emociones en público; cada vez
que alguien se enfada y grita, provocando que alguien se caiga o que un mueble
se tuerza: un divertido golpe de comedia autóctono que al público no oriental
quizá le pase desapercibido). Intimista y casi teatral en ocasiones, en
especial su último tercio, Maravillosa Familia de Tokio es un análisis sobre la
familia y las relaciones con sus actores sensacionales, y cuya pausada puesta
en escena le da un aire calmado pero no necesariamente tranquilo a su guión (la
reunión familiar para saber como afrontar el que Tomiko desee divorciarse de
Shuzo, algo larga pero jugosa; Numata, o el detective menos competente jamás
visto: su visita al bar de Kayo a fin de espiar a Shuzo apunta maneras; las
clases de escritura de Tomiko, bastante más divertidas de lo que parece a
simple vista). Una propuesta y una escaramuza con el amor y la convivencia como
telón de fondo (y las secuelas de esta al paso de los años) irónicamente
grandiosa por su retrato de algo tan simple firmar un formulario de divorcio.
La Puntilla: El amor es algo que nunca hay que dar por
sentado. Si nunca se demuestre lo que se siente, ¿para qué sirve entonces sentirlo?.
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