Vista En: Calle 13, domingo 23 de marzo de 2003.
Título Original: Nineteen Eighty-Four.
Director: Michael Radford.
Guión: Michael Radford, basado en la novela homónima
de George Orwell, publicada en 1959. Género: Ciencia Ficción.
Música: Dominic Muldoney. Fotografía: Roger Deakins.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: Emma Porteous.
Productoras: Umbrella-Rosenblum Films Production, Virgin
Benelux, Virgin Schallplatten y Virgin. Presupuesto: ±3.000.000 £ (±4.100.000 $).
País: Reino Unido. Año: 1984. Duración: 113 minutos. Color y B/N.
Reparto:
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Personajes:
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John Hurt
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Winston Smith
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Richard Burton
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O’Brien
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Suzanna Hamilton
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Julia
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Cyril Cusack
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Charrington
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Gregor Fisher
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Parsons
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James Walker
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Syme
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Andrew Wilde
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Tillotson
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David Trevena
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Amigo de Tillotson
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David Cann
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Martin
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Anthony Benson
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Jones
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Peter Frye
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Rutherford
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Rupert Baderman
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Winston, de niño
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En un futuro 1984, el mundo se divide en los
estados de Eurasia, Estasia y Oceanía. Winston Smith, que trabaja para el
Ministerio de la Verdad de Oceanía, vive sus días reescribiendo la historia a
conveniencia del partido del Gran Hermano. Su rutina cambia el día que conoce a
Julia, una chica con la que inicia un furtivo y prohibido romance a espaldas
del partido.
Crítica: Segunda película para Redford después de Otro
Tiempo, Otro Lugar [1983], haciendo un remake de la película homónima que
rodase un magnífico Michael Anderson en 1956, y también haciendo coincidir el
año de estreno de la película con el título de la propia novela de Orwell, una
cruel distopía que sobrecoge por cada uno de sus pasajes desde la primera
escena, en el que es el último trabajo de un increíble Richard Burton antes de
morir (la ciudad, en un estado de ruina y destrucción, replicando las fotos de
Europa tras el fin de la 2ª Guerra Mundial; O’Brien, hablando con Winston de la
diferencia entre el amor y el odio: totalitarismo y tiranía en estado puro; las
casas de Oceanía, dominadas por una pantalla donde son observados por el Gran
hermano: la lección de gimnasia a Winston o el cine de su principio harían las
delicias de Hitler y Leni Riefenstahl). A veces poética y a veces desgarradora,
el trabajo de Radford logra convertir una de las dos novelas distópicas más
importantes del siglo XX y hacer de ella un mundo vuelto del revés, con una
población del todo sometida obsesionada con el poder político y enemigos que
nunca se ven (las charlas en el comedor, hablando sobre destruir palabras e
influencias de los otros estados: terrible en su perversión, la figura de
Goldstein, una suerte de revolucionario odiado por un pueblo cuyo espíritu ha
sido aplastado por el Gran Hermano; Winston, soñando con una puerta con el
número 101, dando a un bucólico paisaje: el momento en que la atraviesa de
verdad es para poner los pelos de punta). 1984 es un proyecto redondo y
magnífico, una lección de cine como mandan los cánones que, en lo agorero del
mundo que plantea, se alza como una de esas películas concebidas para servir
como aviso a todas las generaciones venideras sobre los peligros del fanatismo
y la tiranía. Un film de obligado visionado, no para amar lo que transmite, si
no para odiarlo.
La Puntilla: «La guerra es la paz. La libertad es la
esclavitud. La ignorancia es la fuerza». Así miente el poder. Y lo peor, que
alguien se lo crea.
Mi
Valoración
★★★★★
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