Vista En: TVE-2, viernes 11 de octubre de 1991.
Título Original: 2001: A Space Odyssey.
Director: Stanley Kubrick.
Guión: Stanley Kubrick y Arthur C. Clarke, basado en
el relato corto El Centinela, de Arthur C. Clarke, publicado en 1951. Género: Ciencia Ficción.
Música: Frank J. Urioste. Fotografía: Geoffrey Unsworth.
Decorados: Robert Cartwright. Vestuario: Hardy Amies.
Productoras: Metro-Goldwyn-Mayer y Stanley Kubrick Productions.
Productoras: Metro-Goldwyn-Mayer y Stanley Kubrick Productions.
Presupuesto: ±10.500.000 $.
Países: USA y Reino Unido. Año: 1968. Duración: 160 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Keir Dullea
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Dave Bowman
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Gary Lockwood
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Frank Poole
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William Sylvester
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Heywood Floyd
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Leonard Rossiter
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Andrei Smyslov
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Margaret Tyzack
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Elena
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Robert Beatty
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Ralph Halvorsen
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Sean Sullivan
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Bill Michaels
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Douglas Rain
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Voz de HAL 9000
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Una expedición lunar descubre un extraño
monolito enterrado en la luna hace millones de años. Al desenterrarlo, éste
envía un pulso sónico hacia Júpiter, por lo que la Tierra decide enviar una
nave exploratoria hacia el planeta para llegar hasta el punto en que fue
enviada la señal y descubrir cualquier posible señal de vida inteligente.
Crítica: Usando un ritmo
narrativo a veces lento, a veces letárgico (uno de sus puntos flacos), la
adaptación de un relato corto de Clarke se convierte en un viaje por el tiempo
y el espacio en el que se exploran las dudas sobre la evolución humana y una
posible intervención exterior (el monolito negro, y su fantasmagórica
aparición). Con un inicio centrado en la prehistoria, en el que destaca una
fotografía la cual crea unas postales de una belleza sin parangón, Kubrick
realiza una elipsis fascinante para dar un salto hacia el futuro lejano brusco
e impactante, en unos soberbios efectos especiales que convierten lo imposible
en real (la estación espacial, girando sin parar; la expedición lunar; un
hueso, lanzado al aire: sublime al 100%). Un guión que por desgracia es un
tanto confuso ante sus distintos entramados, pero que se las apaña para crear
escenas inverosímiles como Bowman haciendo footing por la Discovery, o tan
logradas y mágicas como un primer plano de un homínido, mirando algo en el
suelo (un pasaje casi de documental). Con el visionario uso de música clásica
para sus escenas y un reparto de caras poco conocidas pero ajustadas a sus
papeles, 2001: Una Odisea del Espacio crea una intrincada red de intrigas que
revienta en su media hora final (el viaje, psicodélico, de Bowman a través del
universo y su posterior aparición en una habitación de estilo rococó), como en
una imagen final cuya ausencia de diálogo hace que el misterio sea absoluto.
Con una cuidada atmósfera (Floyd, hablando con su hija, y su posterior charla a
puerta cerrada; la voz, servicial y amable, de Hal 9000), así como algunos enigmas (el monolito, en perfecta alineación con el sol y la luna; la segunda
entre el monolito, el sol y la Tierra), la película es tan extraña como a la
vez adelantada a su época, superando las fronteras del mismo universo para ser,
por derecho propio, la madurez de todo un género del séptimo arte.
La Puntilla: Monos, monolitos, ordenadores con problemas
de personalidad y viajes espaciales. ¿Alguien dijo “LSD”?.
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