Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), miércoles 10 de
enero de 2018.
Título Original: Wonderstruck.
Director: Todd Haynes.
Guión: Brian Selznick, basado en su propia novela
Wonderstruck, publicada en 2011. Género: Drama.
Música: Carter Burwell. Fotografía: Edward Lachman.
Decorados: Debra Schutt. Vestuario: Sandy Powell.
Productoras: Amazon Studios, Cinetic Media, FilmNation
Entertainment, Killer Films y Picrow. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 2017. Duración: 116 minutos. Color y B/N.
Reparto:
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Personajes:
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Oakes Fegley
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Ben
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Millicent Simmonds
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Rose joven
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Julianne Moore
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Lillian Mayhew/Rose adulta
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Michelle Williams
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Elaine Wilson
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Jaden Michael
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Jamie
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Raul Torres
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Padre de Jamie
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Tom Noonan
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Walter adulto
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Cory Michael Smith
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Walter joven
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James Urbaniak
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Dr. Kincaid
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Amy Hargreaves
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Tía Jenny
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Damian Young
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Otto
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Lauren Ridloff
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Pearl
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En 1977, Ben es un niño que tras la repentina
muerte de su madre y de un accidente que le deja sordo, viaja a Nueva York en
busca de su padre. En 1927, Rose es una niña sorda que decide huir de su casa
en Nueva Jersey para viajar a Nueva York con el propósito de ver en persona a
la actriz de cine mudo Lillian Mayhew en su debut como actriz de teatro.
Crítica: Deslumbrante filme de manos del mismo
director de Lejos del Cielo [2002] y Carol [2015] entre otras, que realiza
varios homenajes simultáneos y que en dichos tributos obtiene las mejores bazas
de una película nacida para ser diferente en todos los aspectos, en donde la
debutante {y sorda en la vida real} Millicent Simmonds y su contrapartida Oakes
Fegley arrebatan corazones con sus interpretaciones (la puesta en escena,
inconmensurable, matizando la evolución de una ciudad en apenas 50 años; toda
la parte de Rose, filmada no solo en blanco y negro si no también sin diálogos,
evocando a los inicios del cine antes de la llegada del sonoro en 1927: una
perita en dulce para los que sepan leer los labios y además sepan hacerlo en
inglés; Julianne Moore, que no solo rueda películas sin parar, también revela
una versatilidad admirable: lo del final es, sencillamente, de derretir
corazones). Dotada de una excelsa sensibilidad como también de una gran
inteligencia que sabe hacer avanzar el guión sin rastro alguno de artificios,
el largometraje se sirve por sí solo como una película intimista y en
apariencia pequeña, pero enorme de contenido y riquísima en detalles, a cual
más interesante de diseccionar (el encuentro de Ben y Jamie, que le permite a
Haynes explicar el origen de los museos: otro homenaje colado de tapadillo,
pero de lo más grato; Simmonds, haciendo de Rose la candidez personificada: una
futura estrella que, sin la menor palabra, hipnotiza desde el primer momento;
el que la película se centre en esos dos años y no en otros, una jugada maestra
que permite un leve giro de guión que es históricamente correcto y le da un
plus de belleza nocturna). Haciendo un alarde de ingenio, Wonderstruck: El
Museo de las Maravillas no solo va directa al alma humana, también hacia un
montón de direcciones más, uniéndolas en las odiseas y miradas de dos niños
pequeños. Un diamante en bruto.
La Puntilla: El cine es ante todo el arte de contar
historias que hagan vibrar y con las que aprender. El que no entienda eso, que
vea porno.
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