Vista En: Cines Cinebox (Corvera), domingo 10 de agosto
de 2008.
Título Original: Wall·E.
Director: Andrew Stanton.
Guión: Andrew Stanton y Jim Reardon, basado en una
historia original de Andrew Stanton y Pete Docter. Género: Animación.
Música: Thomas Newman. Dirección Artística: Bert Berry.
Productoras: Walt Disney Pictures y Pixar Animation
Studios.
Presupuesto: ±180.000.000 $.
País: USA. Año: 2008. Duración: 98 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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Ben Burtt
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Wall·E/M-O
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Elissa Knight
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Eva
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Jeff Garlin
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Capitán
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Fred Willard
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Shelby Forthright
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MacInTalk
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Auto
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John Ratzenberger
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John
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Kathy Najimy
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Mary)
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Sigourney Weaver
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Timón de la nave
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Teddy Newton
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Bots mayordomos
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En un futuro lejano, Wall·E es un robot de
limpieza que intenta limpiar un deshabitado planeta Tierra de basura. Cuando una
nave aterriza y de ella surge un pequeño robot, Eva, Wall·E intentará
impresionarla sin saber que esto le llevará a seguirla al espacio, hasta una
gigantesca nave espacial donde se encontrará con una imparable multitud de
peligros.
Crítica: Segunda película en solitario para Andrew
Stanton tras Buscando a Nemo [2003], en la que el co-director de Bichos. Una
Aventura en Miniatura [1998] se saca de la chistera una obra de arte del cine
cuyos primeros treinta minutos son, más
allá de un espléndido homenaje al cine mudo de los años 20 y 30, una puñalada
al corazón del espectador, extrapolando hasta sus últimas consecuencias el
problema de la contaminación (Wall·E, formando inmensas montañas de chatarra,
con la tierra convertida en un páramo de basura: una visión negrísima
{¿certera?} del futuro del planeta; el diseño del propio robot, de una
perfección total en que no hay detalle de él que no tenga uso, como si lo
hubieran creado ‘de verdad’; el instante en el que, a punto de entrar en su
casa, algo capta su atención: una intriga fenomenal). Teniendo al otro fiel de
la balanza a otro robot cuya química entre ambos da para cualquier tipo de
situaciones, la película pierde un poco de fuerza conforme avanza su historia,
pero ésta remonta lo bastante para que el interés se mantenga, esbozando unas
trazas más interesantes de lo que parece en un principio (los humanos a bordo
de la nave, enfrascados en unas pantallas ante ellos, incapaces de ver más allá
de sus narices; su extraño aspecto abotargado y rechoncho, de una esfericidad
más que chocante; las intermitentes apariciones de Fred Willard, estupendo pese
a lo reducido de su papel). Cómica hasta lo indecible pero sin renunciar a su
componente de drama, el guión tiene una fuerza aplastante y una habilidad de
cirujano para, en lo reducido de su duración, enamorar con dos personajes que,
sin ser humanos, derrochan humanidad (Wall·E, buscando objetos raros; sus
intentos para llamar la atención de Eva; el instante en que Wall·E es
sobrepasado por las circunstancias: terrible). Emocionante a la par que
fantástica, Wall·E es un prodigio tras otro. Hasta en sus créditos finales.
La Puntilla: Da igual la edad que uno tenga: el que no se
emocione ante algo como esto, o no es humano, o directamente es que está
muerto.
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