Vista En: Youtube, lunes 13 de marzo de 2017.
Título Original: Wire Cutters.
Director: Jack Anderson.
Guión: Jack Anderson. Género: Animación.
Música: Cody Bursch. Dirección Artística: [Desconocido].
Productoras: Chapman University, Dodge College of Film and
Media Arts y Jack Anderson. Presupuesto: [Desconocido].
País: USA. Año: 2014. Duración: 8 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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[Inexistente]
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En un remoto y desolado planeta, un pequeño
robot se dedica a la misión de encontrar piedras preciosas verdosas de minería,
guardándolas a fin de reenviarlas más tarde a la Tierra. Cuando por casualidad
se encuentra con otro robot más grande, ambos deciden colaborar para encontrar
piedras juntos, pero su alianza será más frágil de lo inicialmente previsto.
Crítica: Tibia y entretenida propuesta que supone la
tesis audiovisual para el estudiante de la Universidad Chapman Jack Anderson,
que consigue con ésta ofrecer ocho minutos de una historia muy sencilla pero
que se va enrevesando de forma progresiva y que ofrece algunas panorámicas que
van de lo precioso a lo descorazonador, amén de una música no de lo más granado
pero que al menos cumple a su propósito de aderezar la trama (el prólogo: un
vistoso y muy bonito mar de nubes que en realidad oculta un páramo estéril y
sin signo de vida allá donde alanza la vista; la superficie del planeta, envuelta
en unas nieblas perpetuas que parecen emular las condiciones de Venus en cuanto
a la imposibilidad de vida orgánica; la presentación del robot, un pequeño pero
resuelto robotito con ruedas cuyo aspecto parece inspirado en una hormiga).
Lucida y sutil en uno o dos detalles, que sin describirlos exhaustivamente ya
se dan a entender gracias a sus efectos visuales y al diseño de los dos protas,
Wire Cutters, algo así como “cortalambres” y que nada tiene que ver con la
función de éstos, es un trabajo resoluto y apañado que se permite jugar a la
comedia a la mínima que pueda, haciendo una nada disimulada lección sobre las
consecuencias de la avaricia (el robot pequeño, repartiendo las ganancias que
el robot grande encontró, dándose cuenta que las piedras son impares y no tocan
a lo mismo cada uno: el aspecto del robot grande, una especie de grúa cuya
apariencia refleja la tosquedad de su carácter; la por consiguiente pelea entre
ambos robots por la piedra sobrante: ¿tanto matarse por una sola si en el planeta
parece haber a espuertas?). Una diversión que demuestra que incluso en otro
planeta la naturaleza humana puede hacer acto de presencia para arruinarlo
todo. Y su final, oscilando entre lo cómico y lo triste, dejando una cierta
desazón. Un cortometraje, espléndido y de lo más aleccionador.
La Puntilla: Pocas cosas más perjudiciales para la
exploración especial que dotar a los robots de los defectos humanos.
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