Vista En: Gnula.nu, jueves 17 de agosto de 2017.
Título Original: Piranha Sharks.
Director: Leigh Scott.
Guión: Leigh Scott, Mark y Barney Burman. Género: Terror.
Música: Ramona Mallory. Fotografía: Leigh Scott.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: [Desconocido].
Productoras: Bitter End Media Group, Imaginarium, Jugular
y Notre Vie.
Presupuesto: ±750.000 $.
País: USA. Año: 2014. Duración: 79 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Collin Galyean
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Jackson
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Josh Hammond
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Benny
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John Wells
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Wally
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Frederic Doss
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Brody
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Amy Blackman
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Dominique
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Ramona Mallory
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Roxy
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Jon-Christian Costable
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Lawrence
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GinaMarie Zimmerman
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Kira
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Ashe Parker
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Ellen
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Martin Ewens
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Guy
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Brandon Stacy
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Ellsworth
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Kevin Sorbo
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Alcalde Burman
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Dominique, la jefa de un proyecto científico
secreto para cruzar tiburones con pirañas en miniatura, vende el proyecto como
nuevo regalo de moda para la época navideña a una empresa privada cuando éste
se cancela. Pero cuando los tiburones-piraña evolucionen y comienzan a matar en
masa, ella y un pequeño grupo de exterminadores intentan detenerlos.
Crítica: Vergonzosa muestra de serie Z nauseabunda
hasta los mismos límites del universo, que entre su reparto cuenta con un Kevin
Sorbo dando fe de que los tiempos de Hércules [1995] están lejanísimos en el
tiempo y en la calidad de sus papeles, mezclado con una serie de
interpretaciones nulas como beber oxígeno a palo seco y luciendo unos efectos
especiales tan chafarderos que su solo visionado es capaz de provocar miopía,
estrabismo y delirium tremens al mismo tiempo (Jackson, Benny y Wally, tres
auténticos casos de la llamada white trash, que ni siquiera los tres juntos
consiguen reunir media capacidad cerebral de una sola persona; el instante
“pantalones” a lo Robert De Niro en Casino [Martin Scorsese, 1995], o como
transformar un guiño a un clásico del cine en una verdadera mamarrachada: su
papel es de una necedad brutal; las dos historias centrales, cruzándose por la
mínima y con el giro de guión más tonto de todos). Acumulando locuras y
alucinaciones narrativas para dar vida a un bodrio insufrible cuya mera
existencia debería educar a las generaciones futuras sobre como no rodar
películas, Piranha Sharks navega con panchura y tranquilidad en la putrefacción
de las ciénagas más infectas del séptimo arte, pasto de una falta de brillantez
consciente y ex profeso para alzarse como un reguero de frases sin gancho ni
inteligencia (Brody y Dominique, conociendo a los científicos creadores de los
tiburones-piraña: Frankenstein en su versión más indigna de pabellón
psiquiátrico; uno de los personajes, diciendo en un momento dado: “Nada de esto
tiene sentido”, resumiendo el espíritu del film en cinco palabras; las becarias
del alcalde, o simple carnaza de lucir cuerpo y cara mona porque si). El
realizador de otras obscenidades como Transmorfers [2007] y The Penny Dreadful
Picture Show [2013] persiste en sus trece como aspirante a Ed Wood. Y lo de las
strippers, un suma y sigue de zafiedad.
La Puntilla: Los ojos sangran. El cerebro delira.
Convulsiones y espumarajos. ¿Ántrax?. ¡NO, ES EL EFECTO DE VER ESTA PELÍCULA!.
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