Vista En: La 2, viernes 8 de junio de 2001.
Título Original: ¿Quién Puede Matar a un Niño?.
Director: Narciso Ibáñez Serrador.
Guión: Narciso Ibáñez Serrador, basado en la novela
El Juego de los Niños, de Juan José Plans, publicada en 1976. Género: Terror.
Música: Waldo de los Ríos. Fotografía: José Luís Alcaine.
Decorados: Juan Alonso. Vestuario: Carmen de la Casa.
Productora: Penta Films. Presupuesto: [Desconocido].
País: España. Año: 1976. Duración: 112 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Lewis Fiander
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Tom
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Prunella Ransome
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Evelyn
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Tom y Evelyn son dos turistas británicos de
viaje por España que desean pasar unas vacaciones en una pequeña isla llamada
Almanzora, donde Tom estuvo brevemente once años atrás. Pero a su llegada se
encuentran el pueblo vacío, descubriendo para su horror que los niños de
Almanzora se han convertido en asesinos, matando a cualquier adulto que
encuentran.
Crítica: Segunda película para cine de Chico Ibáñez
Serrador después de La Residencia [1970], con la que el creador de Un, Dos,
Tres, Responda Otra Vez [1972] y la serie de capítulos independientes Historias
para no Dormir [1964] crea una pieza suprema de terror a pesar de lo luminoso
de su fotografía y de lo paradisíaco de sus paisajes, en una producción cuya
temática la acerca a El Pueblo de los Malditos [Rolf Willa, 1960] pero con
tintes diferentes (la llegada de Tom y Evelyn a Almanzora, una pequeña isla de
ensueño pero que oculta un terrible secreto; la secuencia de la piñata, un
prodigio que pone los pelos como escarpias por el montaje realizado para darle
el mayor impacto posible; varios de los niños, mirando a otros que no han sido
“invitados” a jugar tal y como ellos lo hacen: sin un solo efecto especial más
allá de la banda sonora de Waldo de los Ríos, resulta muy perturbador). Empezando
la faena con un prólogo que ya sirve por si solo para poner la carne de gallina
por lo real y a la vez espantoso de sus imágenes, ¿Quién Puede Matar a un Niño?
ofrece un reguero de secuencias y evocaciones dotadas de una brillantez
absoluta, que quedan superadas por un epílogo que juega a crear un cierto final
abierto aún más insidioso que todo lo demás (el breve diálogo entre una niña y
el jefe de ellos sobre salir de la isla, de una simpleza arrolladora; los
créditos de inicio, mezclados con lo que parecen reportajes sacados del Nodo
que estremecen al más impasible; el instante en el que Evelyn avisa a Tom de
que el mal se ha colado dentro de ella: sin palabras). Una película superior en
todos y en cada uno de sus aspectos, con unos estupendos Fiander y Ransome,
sorprendente y escalofriante (el primer ataque), que juega sus bazas con una
extraordinaria habilidad. Y el diálogo de ambos sobre La Dolce Vita [Federico
Fellini, 1960] solo hace de ofrecer un valioso extra. En síntesis, un film
irreemplazable.
La Puntilla: Si los niños siempre son víctimas en guerras
y conflictos, ¿qué pasaría si decidieran convertirse en atacantes?.
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