ALAN SMITHEE: DIRIGIENDO EN LA SOMBRA
A pesar de los egos que dominan
Hollywood desde el inicio de la industria y aún con toda la pompa que es que un
director corone con su nombre una gran película y/o superproducción, hay veces
que ni siquiera los egos pueden ser motivo suficiente para que éste decida
asociarse con una película concreta que haya hecho. Es por eso que, si hay un
nombre que a lo largo de los años se ha prodigado enormemente en cuanto a
producciones discretas, ese es sin duda Alan Smithee. Dueño y señor de una
filmografía que abarca un enorme espacio indeterminado de tiempo, la carrera de
Alan Smithee es la carrera de muchos, y a la vez la de nadie. Y este exabrupto
que aparentemente no tiene sentido, lo adquiere si se explica que en realidad
Alan Smithee no existe, y que en realidad es un apodo, o un juego de palabras
más bien, con el que un director tiende camufla su identidad y así evita la
relación entre él mismo y la película. ¿Motivos?. Los hay de todo tipo: desde
problemas de dinero en el tema de sueldos hasta verdaderas diferencias
creativas y pulsos por el poder entre director y la productora (de éstos la
Meca del Cine tiene un muy largo y épico historial de desencuentros) sobre el
tipo de película a hacer. Un fácil ejemplo está en la versión extendida de Dune
[David Lynch, 1984], de unas tres horas de duración. Lynch, que no estaba
conforme con tamaña idea, se apartó de dicha edición, y con Alan Smithee la
firmó en señal de rechazo. Ya se trate de leyendas como Arthur Hiller con ¡Arde
Hollywood Arde! [Smithee, 1998] que otros mucho más discretos como Rick
Rosenthal en la película para TV Los Pájaros 2: El Fin del Mundo [Smithee,
1994], la realidad es que, más o menos, Alan Smithee es un símbolo de que a
veces la profesión y el mundo del cine no son palmaditas en la espalda y
llevarse bien juntitos de la mano. De ahí que a veces, y solo a veces, uno
prefiera dirigir en la sombra.
Nº De Serie: NC/TCM/00363. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Jueves, 22 de diciembre de 2016.
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